Una de los componentes de la geopolítica es el análisis del contexto geo-histórico-cultural de un territorio determinado para proponer una orientación de sus relaciones exteriores.
Tomando a Cataluña por un territorio histórico-político determinado, independientemente de su articulación como sujeto internacional, hay constantes históricas que señalan claramente los ejes sobre los que una acción exterior de Cataluña debería estar orientada.
Eje carolingio.
Cataluña como nación histórica nace en el seno de la Marca Hispánica carolingia y está ligada desde en ese inicio histórico al Imperio de Carlomagno. Carlomagno, el gran rey de los francos, nombrado por el Papa como emperador –dejemos aparte la legitimidad de la continuidad- “romanorum” es el creador del primer gran Imperio europeo occidental post-romano que incluía Francia, Alemania, más zonas de Italia y los Países Bajos. Su capital Aquisgrán –situada en la frontera francoalemana- simboliza el papel central del Imperio carolingio, del que Francia y Alemania –así como Cataluña- son emanaciones posteriores
“Eje carolingio”· ha quedado como le expresión de la sinergia franco-alemana, vital para la constricción de Europa, en el que Cataluña ha nacido y al que pertenece plenamente y de forma central, la articulación de un eje carolingio amplio (Alicante)-Barcelona-París-Berlín, situaría a Cataluña en el eje central y la línea de poder más importante de Europa.
Eje Sud-Mittleuropa
La Guerra de Sucesión al Trono de la Monarquía Hispánica, situó a Cataluña en la bando de los Habsburgo, es decir en el bando imperial y de la Mitteleuropa frente al bando borbónico apoyado por Castilla en lógica anti-habsbúrgica. Este hecho histórico sintoniza su papel de conexión con Austria y su situación geográfica “al norte de la Europa del sur”. Ese mismo papel de transición geográfica y vinculación al espacio mitteleuropeo lo constatamos en Lombardía o en el Véneto.
Un eje de la Europa “del norte del sur” vinculado a la Europa central en el que se articularían: (Alicante) Barcelona-Milán-Venecia- Viena.
Eje catalano-occitano.
La derrota de Muret impidió la natural expansión de la Corona de Aragón por Occitania. Una expansión no solo basada en cuestiones político-dinásticas sino de continuidad lingüística y cultural constatada y objetiva.
Esta vinculación, proximidad y amista ente Cataluña y Occitania se ha mantenido a lo largo de los siglo.
Sin entrar a determinar si el catalán y el occitano son exactamente la misma lengua o “sólo” lenguas hermanas, esta similitud lingüístico-cultural formaría un eje desde Burdeos a Turín, pasando por Zaragoza y Barcelona y daría a Cataluña un liderazgo en su sub-eje alpino-mediterráneo: (Alicante)-Barcelona-Marsella- Mónaco.
Escribimos estas primeras líneas sobre la presente cuestión para señalar el papel determinante que Cataluña podría tener en la configuración de una Europa potencia, construcción clave para el siglo XXI. La idea de la Cataluña “víctima” “tierra de todos” “mujer violada” “país nuevo” “república multicultural” la dejamos para la despreciable clase política que todavía hoy –y esperamos que por breve tiempo- se empeña en destruir el pasado, el presente y la potencialidad de éste, nuestra milenaria nación.
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