Ya no sirve para cobrar, ahora se hace con datáfonos y microchips.
Ya solo es un recuerdo de un mundo que pasó.
En un café que es refugio de ese tiempo añorado.
En una esquina donde aún vive el Tango.
En un barrio añejo del que solo queda el recuerdo de su viejo esplendor.
En una ciudad mágica donde la gente vive alquímicamente entre la Nostalgia de los Barcos en los que llegaron sus padres y la Voluntad de seguir siendo esa misma sangre.
Vieja caja registradora.
Café Dorrego.
Barrio de San Telmo.
Santa María de los Buenos Aires.
La capital de los Blancos del Sur.
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