La inmigración masiva, el multiculturalismo, la sustitución demográfica son la consecuencia del paradigma ideológico actual, de la superestructura ideológica -como diría Marx- que determina la estructura social y económica. Este paradigma, que ahora muchos llaman mundialismo o globalización, no es más que el desarrollo lógico de los principios de la ideología liberal. Para curar una enfermedad, lo primero que hay que hacer es un buen diagnóstico, observar a los síntomas y determinar la causa. Nosotros somos claros: el liberalismo es la causa principal de todos los problemas agonales que sufren hoy las sociedades europeas. Consecuentemente, es el gran enemigo a destruir.
Para el
liberalismo, el hombre nace "ex novo". Es decir, que no forma parte
de una comunidad, tradición o identidad, simplemente es un individuo que se
mueve por su mero interés individual y económico. De alguna manera el
liberalismo es la teoría del individualismo absoluto, dentro de la cual el
individuo, sin raíces, pasado ni memoria, y por tanto igual e intercambiable
con el resto de hombres, se asocia con otros para defender a los intereses
propios que son abrumadoramente de naturaleza económica. Esta amalgama de
intereses particulares crea la sociedad, entendida esencialmente como mercado.
Concebido
como un pacte de mínimos, el Estado es "un mal menor" que se debe reducir
al máximo para que sea el mercado -el tótem liberal- quien regule los
relaciones entre a los individuos.
De esta
misma lógica liberal nace el concepto ambiguo y líquido "de integración",
que en el imaginario liberal es traduce en la incorporación más o menos
ordenada a la sociedad-mercado de nuevos individuos como meros productores/consumidores.
Nosotros,
los identitarios, estamos a la antítesis, tanto en cuanto a sus principios como
en su aplicación, del pensamiento liberal. Para nosotros, la sociedad no la
crea un contrato mercantil (principio liberal) sino una historia, una herencia
y una tradición (principio identitario). La persona nace con una herencia y en
un entorno determinado, es, desde el primer momento parte de un conjunto y son
estos conjuntos, los pueblos, los que creen en los Estados. Para los
identitarios, el "nosotros" precede y condiciona el "yo",
Mientras que el "yo" desligado del "nosotros", es la base
de la ideología liberal, uniformista y mundialista.
Por eso
señalamos el concepto de integración como una falacia. Las culturas, que no
surgen de manera espontánea, son la expresión mental y formal de un pueblo. Si este
pueblo desaparece, su cultura també desaparecerá. No se debe confundir "integración"
con "imitación" (de las formas exteriores y el acceso al mercado
laboral) -que es la afirmación liberal. Una cultura es algo muy superior, mucho
más amplio y complejo.
En la Grecia
clásica, cuna de la demo-cracia (el poder del pueblo), el "demos" iba
ligado-legitimado con el etnos. Nada que ver con un agregado de individuos que se
relacionan entre sí por interés económico-mercantil. Es la hora de recuperar el
sentido real de la democracia.
Entendida la
sociedad como una comunidad que comparte profundos lazos históricos-culturales,
nos situamos en las antípodas del liberalismo y de su idea de reducir el Estado
a mínimo. El Estado es el instrumento político de la comunidad
histórica-identitaria y por tanto velará por la y protección de todos sus
miembros y no la abandonará al injusto arbitrio del "mercado".
Por tanto, defendemos
un sector público digno y fuerte que asegure la sanidad, los derechos sociales
y la educación a todos los miembros de nuestra comunidad nacional y popular.
Ser identitario incluye necesariamente un fuerte elemento social, lo contrario
es, digámoslo claramente, traición al propio pueblo como comunidad orgánica.
Así pues
señalamos al liberalismo como el enemigo absoluto, a sus obras y sus líderes,
que no poden ser nunca referencia de alguien que se identifique con nuestros
postulados, como ejemplo señalamos a la nefasta Margaret Thatcher y sus
políticas neoliberales de privatizaciones del sector público; recuperamos la
cita de Géraldine Vaugan, doctora en Historia y en Civilización británica,
quien al contexto del referéndum sobre la independencia de Escocia en 2014
dijo: "la ideología thatcheriana ha atacado a los valores escoceses profundamente
anclados en la idea comunidad. la exaltación del individualismo no es
comprendida ni aceptada. la política neoliberal de Thatcher ha pulverizado en
el Estado, y eso se ha sentido como un ataque a la idea de comunidad. Una fosa
ideológica y moral se abrió con los escoceses a raíz de esto ".
Contra todo
liberalismo, individualismo y mercantilismo. Luchamos por un "nivel de
vida" digno en el ámbito socioeconómico y una “forma de vida” nuestra en
lo comunitario y nacional.
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