El número 110 de Terra Insubre mantiene la estructura tradicional de la revista: un primer bloque de temática variada, fundamentalmente centrada en la historia antigua y medieval, un Focus, y una parte final con temas más centrados en la Edad moderna y la cultura lombarda.
El primer bloque se inicia con un artículo de carácter antropomórfico sobre la importancia de la naturaleza y el paisaje y su influencia en la psicología humana, “los elementos de la naturaleza se convierten en instrumentos en la mano del hombre y con esos instrumentos él afirma su poder sobre la naturaleza para poder transformarla, así los espacios naturales se convierten en espacios humanos”. Continúa un artículo sobre la reciente exposición del British Museum “Legion life in the Roman army” dedicada al ejército romanos desde el inicio del imperio con Augusto hasta el 238 d. C, ya en la época conocida como “anarquía militar” fecha que coincide con la muerte del primer emperador peregrinus (no romano) Massimino el Tracio, un hombre surgido de las legiones y al que las fuentes dan 2,40 m de estatura.
En “Le divinità pagane e cristiane delle streghe”, la antropóloga Valentina Marcia estudia tres divinidades paganas que luego de la cristianización serán relacionadas con la brujería. Diana, (del indoeuropeo di- “luz del día”), evolucionó hasta ser la diosa del bosque y de la noche y de ahí su posterior relación con la brujería según el cristianismo. Pan (del griego pan- pastorear), fue un dios cuya representación iconográfica pasó a ser un elemento esencial de la imagen del diablo cristiana y Cernudos, el dios celta identificado con los ciervos por su cornamenta que indica fuerza y autoridad fue identificado con los grandes dioses del paganismo europeo anteriores a la figura del dios cristiano. Esta sección se cierra con un artículo arqueológico sobre el material que indica la llegada de los longobardos -de origen escandinavo y provenientes de Panonia- a Italia a través de los pasos alpinos, con restos y tumbas donde se combinan los motivos pagano-escandinavos, los cristianos y los puramente romanos, señal del proceso inicial de sinergia entre la aristocracia germánica y la población ítalo-romana.
FOCUS.
“Desde la imagen del Árbol de la Vida, presente en el Génesis y retomado por la mística (la Cruz como Árbol) y por la poesía (Dante, Eliot y tantos otros) hasta el Yggdrasil, la figura del Árbol es claramente arquetípica. Presente en la psicología analítica de Carl G. Jung”, así inicia Giuseppe Reguzzoni el Focus dedicado al Árbol.
En el primer artículo Giancarlo Fantini, nos habla de cómo en su infancia y la de sus antecesores -habitantes del medio rural lombardo- ha influido el árbol desde lo cotidiano hasta los simbólico y sus posteriores experiencias con universitarios centro-europeos estudiando el árbol en sui contexto botánico. En una línea similar Gianluca Borrini, nos habla de lo beneficioso para la salud mental y el equilibro psíquico el contacto con la naturaleza, pero muy concretamente con los árboles. Terapia prescrita como tratamiento médico en países como Suecia. Massimo Nobili, un estudioso de las runas y el chamanismo escandinavo, para cuyo conocimiento vivió varios años en Suecia, nos habla precisamente del simbolismo del Árbol en la cosmogonía germano-escandinava, con especial mención al Irminsul sajón destruido por la intolerancia cristiana. Giuseppe Regunzzoni (1098-1179) dedica unas muy interesantes páginas a Hildegard la Grande, poetisa, música, filósofa, y farmacóloga alemana, quien -como no fue acusada de bruja- y a la que sólo la intervención del para Eugenio III salvó de la hoguera. Roberto Bossi trae un tema muy local, la localidad de Magnaga, en walser lengua germánica local en el norte de Italia llamada z´Makanà- la tradición local se remite a un árbol legendario de 1200 que sería el antecesor del árbol que actualmente está en la plaza central de la localidad, haciendo un recorrido por el simbolismo céltico-germánico de la ciudad y de sus símbolos.
Cierra el FOCUS un artículo de Mirko Trabucchi, haciendo exégesis del famoso juramento de la Lega Lombarda (1167) contra el emperador Federico I Hohenstaufen para defender la autonomía de las ciudades lombardas frente a la autoridad central imperial. La leyenda sitúa el juramento en la iglesia de Pontida, pero en realidad no tenemos certeza del lugar concreto, debido a la situación política de la época debió ser algún lugar escondido al que no tuvieran acceso las tropas imperiales ni sus amigos, el autor hipotetiza que podría haber sido a los pies de un árbol -em concreto una encina- en las cercanías de Pontida, uniendo la simbología del árbol con la idea de la defensa de la propia tierra.
La tercera parte de la revista tiene artículo de temática variadas. En el primero “DNA Etrusco e Cisalpino: nouvi studi, nuove intepretazioni”, Stegano Spagocci se mueve más en el terreno de la hipótesis, concluyendo con que los etruscos podrían ser un pueblo de ADN “indoeuropeo” -basándose en análisis desde el Neolítico a la actualidad- aunque su idioma sea una lengua no indoeuropea. Un debate que queda abierto y lo estará por mucho tiempo.
El siguiente artículo es la primera parte de una serie de Alberto Costantini dedicada al estudio del enfrentamiento entre la República Serenísima de Venecia y el Imperio otomano, a través de sus representaciones pictóricas, en este caso especialmente centrado en el famoso cuadro Battaglia di Lepanto del Duomo de Motagnana, a partir del cual analiza el material bélico, la estructura de los barcos, e incluso las actitudes de los combatientes. Simbólico es el dato de que la nave en la que estaba el comandante turco Mehmet Alí Pasciá tenía una gran vela verde en la que estaba escrito el nombre de Alá en caracteres de oro, 28.900 veces. Como nos recuerda Costantini: “la victoria de Lepanto por parte de la Liga Santa terminó con el antiguo sueño de dominio marítimo turco y terminó con el mito de su imbatibilidad”.
En clave local tenemos los artículos e Robert Bossi sobre la presencia heráldica del símbolo de la serpiente en el Palacio Sforcesco milanés y el de Marco Macconi dedica a un oficio tradicional en Lombardía: el de los secadores de castañas.
“Ambra, i sole pietrificato. Báltico, Italia, Insubria” es un más que interesante artículo de Gabriele Peroni sobre este material -el ámbar- al que los griegos consideraban “sustancia del Sol” y al que llamaron eletron (brillante, luminoso) de donde deriva nuestra palabra electricidad. En Grecia estaba ligado a Apolo e Hiperbórea, y en su zona de origen -el Báltico- hay varias leyendas sobre su naturaleza, que remiten al Sol o a lágrimas de diosas que habiten en el mar. Con carácter protector, el ámbar ha sido sin duda uno de los elementos más mágicos y codiciados de las sociedades europeas antiguas.
Se cierra el número con tres capítulos de temática loca, el primero “Longobardi” sobre un nuevo film documental dedicado a este pueblo; el segundo, sobre el Karnyx, al ejemplar de este antiguo instrumento musical céltico encontrado en Sanzeno y -como siempre- una receta de cocina local “Knödel / Canederli allo speck in brodo” para poner punto final.
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