dimecres, 8 de març del 2023

FLOWER OF SCOTLAND.


 



“Rugby footbal: the real game of the two countries”, con esa frase los escoceses defienden su paternidad en el deporte oval, poniéndola al mismo nivel que la inglesa.  No les faltan razones para ello, los juegos derivados del football medieval, habían derivado en la zona del sur de Escocia, en un juego muy parecido a los que se practicaban en Inglaterra, y no es descartado decir a la hora de codificar el rugby actual, las aportaciones escocesas fueron casi tan importantes como las inglesas. De hecho en 1810 en el Edinburgh High School se jugaba un futbol tan parecido o más al rugby que el que se jugaba en los colegios ingleses de la época.  En 1867, cuatro años antes de que la RFU creara un libro de reglamento común para los clubes ingleses de rugby, la los escoceses unificaban las suyas, con la edición en 1868 de The Laws of Footbal as Played by the Principal Clubs of Scotland, y aunque no se ha conservado ningún ejemplar, el primer partido internacional entre Escocia e Inglaterra se jugó según esas reglas; es curioso señalar que en el mismo, los autores escoceses no usan el término half-backs sino quarter-backs de donde lo toma el football americano.

 

El 27 de marzo de 1871, Escocia jugó por primera vez contra Inglaterra en Edimburgo, en esa fecha nace el rugby internacional, precisamente enfrentado a los dos países que habían contribuido a su formación. Los jugadores y el público escocés entendieron que en este partido debían “defender el honor de Escocia”, ante los ingleses que minusvaloraban su aportación al rugby, por ello lo prepararon concienzudamente, por el contrario los ingleses llegaron un día antes a Edimburgo y se dedicaron a pasear y hacerse fotos, sin ni siquiera entrenar. Ambas selecciones estaban compuestas enteramente por jugadores salidos de los Colegios de las clases media y media-altas, el partido supuso una especia de peregrinaje colectivo de toda la alta sociedad escocesa al estadio de Murrayfiled para ver a los suyos luchar contra los ingleses. Escocia presentó una delantera más fuerte y pesada que la inglesa, y sus tres-cuartos eran más hábiles que los de sus vecinos del Sur, después de los 100 minutos de partido (50 cada parte) –hasta 1926 ésa era la duración de los partidos- Escocia termino por delante en habiendo logrado un drop y un ensayo, mientras los ingleses solo un ensayo.

 


 

Este partido ponía de manifiesto las contradicciones de las clases altas y medio-altas escoces en su concepción de la relación entre Escocia  e Inglaterra durante la época Victoriana, finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Era Victoriana. Por un lado, los escoceses pensaban en una asimilación total, de hecho, hubo intentos de llamar a Escocia, North Britain, pero por otro los sentimientos de preservar la identidad nacional escocesa, no habían disminuido.  Se unía la nostalgia de las Highlands y los kilts con el sentimiento efectivo, no tanto de asimilación, pero sí de ser considerados claramente tan partícipes de la construcción del Imperio británico como los ingleses, en una época en que este Imperio dominaba el mundo en que este dominaba el mundo.  Señalemos que fue el Príncipe Alberto, el marido de la Reina Victoria, quien se encargó de promocionar toda la tradición escocesa –que había sido apartada tras la derrota de Culloden frente a los ingleses en 1746- y reivindicó que la corona británica era tan inglesa como escocesa.

 

 

El siguiente partido entre Escocia e Inglaterra se jugó en Londres en 1872, cuando Inglaterra recuperó su honor venciendo por 3-0, volviéndose a enfrentar en 1873 esta vez en Glasgow –tradicionalmente la ciudad del fútbol- terminando en empate e inaugurándose otra de las tradiciones que caracterizaron durante  mucho tiempo los enfrenamientos anglo-escoceses: las borracheras de los jugadores, cuando un delantero inglés del que no se conserva el nombre fue encontrado borracho conduciendo un carro de correos hacia la estación de trenes a tempranas horas de la madrugada después el partido, sus compañeros de equipo lo convencieron de volver al hotel antes de que llegase la policía. Igualmente famosas son las celebraciones de Escocia en las que llenan la Calcuta Cup de whiskey, causando más de una vez algún desperfecto…. Parece que el profesionalismo está matando también esta tradición.

No se puede hablar de estos enfrentamientos anglo-escoceses sin hacer referencia a la famosa Calcutta Cup. En la Navidad de 1872. Se jugó un equipo en la ciudad india de Calcuta –entonces colonia británica- entre un equipo de ingleses y otra de galeses, irlandeses y escoceses, todos militares destacados en aquella ciudad, el éxito de este partido llevó a que en 1879 se instituyese la Calcutta Cup, un trofeo que cada años, guarda el vencedor del partido, ahora sí enfrentando anualmente al equipo inglés con el escocés.

 

 

En la década de 1890 se produce en Escocia el mismo fenómenos que se había producido en Inglaterra y Gales, el rugby deja de ser exclusivo de las clases pudientes y comienza a ser practicado por la working-class; en el caso escocés: Edimburgo y los clubes de Glasgow serían el centro del rugby clásico mientras que los clubes de la zona fronteriza con Inglaterra empezaron a imitar a  los clubes del norte de Inglaterra, cercanos geográficamente y con unas características sociales parecidas.  Si algo les diferenciaba, era que los clubes de la zona sur del país empezaron a jugar lo que se llamaba el short game, es decir cons equipos compuestos por 7 ó 9 jugadores, éste fue el origen del llamado “rugby seven”, deporte olímpico en los pasados Juegos de Río de Janeiro.

Olvidando la escisión del Seven y los clubes de la zona fronteriza, Escocia se convirtió a fines del XIX y principios del XX, en el líder de la defensa de los valores del rugby y del amateurismo, de forma más radical y firme que la propia Inglaterra, hombres como H.H. Almond y James Aikman Smith, secretario de la Scottish Rugby Union de 1890-1931 así lo hicieron, haciendo también propio un estilo de juego basado en la delantera y el empuje. Escocia era la referencia de los valores tradicionales del rugby y sus jugadores internaciones tenían que pagarse hasta la camiseta con la que jugaban para no dar la mínima concesión, tanto fue así que Escocia y su federación aún no han superado la profesionalización del rugby, de ahí derivan muchos de los problemas deportivos que arrastra el equipo del cardo desde principios del siglo XXI.

La Scottihs Football Union (SFU) se convirtió en la más celosa guardiana del no-profesionalismo, tanto  que llegó a poner en situaciones comprometidas a la RFU. Para los escoceses, el hecho de que en la gira de 1905 los jugadores neozelandeses cobraran tres chelines por día (!) durante su estancia en las islas británicas… los convertía en profesionales (!). Cuando en 1908 descubrieron que también los Wallabies recibieron otros tres chelines al día, los escoceses rechazaron jugar con ellos, es más ofendidos porque los ingleses sí se enfrentaran a neozelandeses y australianos, decidieron no jugar contra Inglaterra en 1909 por “colaboración con el profesionalismo”. Sólo después de muchas negociaciones se logró convencer a Escocia de que jugara la Calcutta Cup de ese año,  que ganaron los escoceses 18-8, pero tras estos incidentes la SFU determinó que no era posible combinar amateurismo y giras internacionales, con lo que la selección escocesa no participó en ninguna y prohibió a sus jugadores hacerlo a  título individual, cuando la selección de Inglaterra-Gales propuso a la escocesa participar en una gira por Oceanía, Irlanda tampoco aceptó la invitación.

La SFU alentó a sus miembros a combatir en la Primera Guerra Mundial, con tanto entusiasmo como cualquier otra selección británica. Sólo en un mes se enrolaron 638 rugbiers escoceses en el Ejército británico,  todas las competiciones se suspendieron. James Huggan fue el primer jugador de rugby escocés en morir en el conflicto y el segundo en términos generales, el primero fue un francés llamado Alfred Mayssonnié, Huggan era ala y había logrado ensayar contra Inglaterra en la Calcuta Cup de 1914, la última anterior a al PGM, de los 14 jugadores escoceses de aquel partido, 11 murieron en el campo de batalla. 

 

En el período entre guerra (1919-1939) Escocia ganó 7 veces el Torneo de las V naciones, y la rivalidad con Inglaterra se intensificó. La Calcutta Cup de 1922 fue el primer partido en el que los jugadores ingleses usaron número en sus camisetas, el rey Jorge V, que asistía regularmente a Twickenham, la preguntó al secretario de la SFU, James Aikman, por qué sus hombres no los llevaban, la respuesta fue la típica de un conservador a ultranza escocés, siempre reacio a cualquier cambio: “Señor, mis jugadores son hombres, no ganado”.  Escocia no usaría los números en sus camisetas hasta 1934, de hecho los primeros en hacerlo fueron los jugadores de Nueva Zelanda en su tour de 1897 en Australia. Y no fue hasta 1966 que se impuso el sistema de numeración del 15 hacia atrás –es decir inverso al sistema del futbol y de la Rugby Leage que es del 1 en adelante-.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la SFU siguió firma en sus criterios, de hecho la Federación no tenía ni oficinas, algo que se podría interpretar como “profesionalismo”. Sin embargo en otros terrenos, desde 1960 Escocia se mostró como la selección más innovadora, fue la primera selección británica que hizo una tour a Sudáfrica (ahora ya “permitidos”) donde perdieron por un digno 18-10 frente a los anfitriones.  Es más Escocia fue la primera en introducir la competición de Liga entre sus clubes.

Los años 50 y 60 no fueron buenos para el rugby escocés. La causa principal podría estar relacionada con lo estricto de su amateurismo, que provocaba que sólo alumnos de Colegios para gente muy acomodada se pudiera permitir no sólo no cobrar sino gastar dinero en jugar al deporte oval, hubo una “crisis demográfica” de jugadores de rugby, por decirlo así. En un mundo en el que el deporte en general se abría al profesionalismo un amateurismo tan estricto era de algún modo contraproducente.  A finales de los 60, tal como ocurrió en Gales e Inglaterra, Escocia se reforzó con jugadores graduados en educación física, una nueva carrera por entonces, la SFU incluso empezó a dar importancia a la figura del entranador, contratando en 1971 a Bill Dickison como seleccionador nacional, pero imbuida de su espíritu amateur, la SFU le dio el nombre de “consejero del capitán” (entrenador era demasiado “profesional”) y por supuesto no le pagó ni una libra.

Los años 80 fueron el inicio de un cambio político y sociológico en Escocia, que tuvo importantes consecuencias en su rugby.  El sentimiento nacionalista que desde los años 60 se había incrementado, explota en la década de los 80, el SNP comienza a conquistar alto porcentaje de voto hasta llegar a convertirse en el partido mayoritario ya en este siglo.  Fruto de todo esto, 1990 se convierte en el año mítico para el rugby escocés, en el último partido del Torneo, ganó a Inglaterra en Murrayfield, con los Tukalo, los hermanos Hastings Sole y esa tercera línea incansable compuesta por Derer Whiter, Finlay Clader y Johon Jeffrey, el “tiburón blanco”. Con esta victoria, Escocia se  proclamaba campeona de todo: Calcutta Cup, Grand Slam, Tripe Corona y Torneo de las V naciones, fue su último Grand Slam, y fue la primera vez que sonaba como himno, como reivindicación nacionalista, el “Flower of Scotlan”, que venía a sustituir al “Scotland the Brave, el nuevo himno hace referencias claras a la naciones escocesa:

 


And be the Nation again

That stood against him (England!)

 

 Y mención directa a las guerras de independencia contra la Inglaterra de rey Eduardo I, que han sido inmortalizadas en el cine gracias a la película Bravehearth.

 

And stood against him,

Proud Edward's Army

And sent him homeward

Tae think again

.

“Flower of Scotland”, es el himno que acompaña desde 1990 al otro símbolo que identifica a la selección escocesa, y que –aunque algunos locutores lo digan erróneamente- no hace referencias a esas guerras de independencia anglo-escocesas, sino a otro acontecimiento histórico cuatro siglos anterior en el tiempo. Durante la frecuentes incursiones vikingas en tierra escocesa –que terminaron saldándose con asentamientos escandinavos en toda Escocia- el ejército vikingo, tras varias derrotas, intentó atacar a los escoceses, por la noche, mientras éstos dormía, pero para ellos tuvieron que atravesar un campo de cardos que no tenían localizado, como avanzaban descalzos para no hacer ruido, los cardos se fueron clavando en sus pies y los gritos de dolor despertaron al ejército escocés que tuvo tiempo para organizarse y rechazar la invasión danesa. Mientras que la selección de rugby eligió el cardo, la de fútbol escogió el león rampante rojo sobre fondo amarillo, bandera que se ve también entre los aficionados al rugby que animan a su selección en Murrayfield; es el escudo real de Escocia, porque la bandera es la conocida cruz de san Andrés blanca sobre fondo azul, usada en recuerdo de la batalla del rey Angus II picto-escoto contra los anglos en 832. Para hacer una breve referencia histórica, diremos que los primeros habitantes de Escocia eran lo que las fuentes latinas llaman caledonios y luego pictos, durante los siglos III-V d-. C, Escocia cae bajo el dominio de los escotos, una tribu céltica de origen irlandés, de ahí es el nombre de Scot-land (tierra de los escotos) que dominaron a los pictos, gente céltica muy parecida a ellos, imponiendo su idioma –que es el mismo que el gaélico irlandés- y unificando el reino en una corona picto-escota, país al que ellos llamaron Alba, que es el nombre actual en gaélico, recordemos que algunas fuentes latinas hasta una fecha tan tardía como el siglo XVII llaman a la Escocia, Scozia Minor, siendo Scozia Maior, Irlanda, la tierra de origen de los escotos. Durante el siglo IV-V, Escocia sufre también por el sur las invasiones germánicas de los anglo-sajones que se harán fuerte en el sur del país y sobre todo en Edimburgo, la ciudad anglo-sajona de Escocia. Todos estos pueblos más las importante aportación vikinga en los siglo VIII-XII son los que han formado a los escoceses actuales.

 

 

Hablando de banderas y como curiosidad hay que decir que hasta hace pocos años en el partido que enfrentaba a Escocia e Irlanda en Murrayfield, la bandera que ponían los escoceses para representar a Irlanda era la bandera de los protestantes del Ulster, cruz roja sobre fondo blanco con una estrella de seis puntas en el centro, dentro de la cual aparece la palma de una mano. Al representar al selección a toda la isla, los escoceses, ignoran  la tricolor de la República de Irlanda y manifestaban así si solidaridad con los protestante del Ulster, que precisamente son de origen escocés, los llamados Ulster-Scotts. Después de los acuerdos el Paz en Irlanda del Norte, esta polémica cuestión ha quedado regularizada, como señalaremos en el artículo correspondiente a Irlanda.

 

En 1999 Escocia ganará su último Torneo de las V Naciones, que desde la edición siguiente, será ya totalmente profesionalizados Torneo de las VI Naciones, en el que Escocia aún no ha acabado de encontrar su lugar, como decíamos más arriba, y según varios comentaristas, porque la ultra-conservadora SFU aún no ha asumido el “trauma” del profesionalismo.

Señalemos que la presente edición de 2018, inaugura un nuevo trofeo llamad Aud Alliance, para el vencedor del partido Escocia-Francia, que en esta primera edición ha caído de lado escocés, el nombre hace referencia a la histórica alianza de escoceses y franceses contra Inglaterra duran las edades Media y Moderna.





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