San Esteban, 26 de diciembre, Cataluña vive su segundo gran día de la plena celebración navideña. Aquí, la noche del 24 tienes una importancia menor que en otras zonas europeas cercanas, los grandes días son el 25 y el 26 de diciembre. En las mesas de los hogares catalanes hay canelones y pollo relleno, turrones como dulce final de la comida familiar.
El origen de la festividad de San Esteban lo encontramos en una época tan temprana como el siglo IX, cuando los condados catalanes eran parte del Imperio carolingio y estaban incluidos en la diócesis de Narbona. En el concepto de familia en estos territorios de la Cataluña vieja estaba imbuido del principio de clan, o de familia extensa. Para los visigodos y francos, los pueblos germánicos asentados Cataluña y Occitania, el individuo era parte de la sippe, la idea de familia extensa propia de los germánicos. Como para toda la Europa cristiana, el 25 de diciembre, Navidad, era la fecha más religiosa más importante del años y para celebrarla se reunía todo el clan familiar alrededor del fuego –simbolismo tradicional europeo de estas celebraciones- Los viajes y desplazamientos para esta celebración eran largos, unido a que estamos en la época con la noche del años más larga y oscura, era necesario utilizar el día posterior a Navidad, el 26, para retornar a los respectivos lugares habituales. De este modo, el día de san Esteban, se convirtió primero en un día no laboral, y después en un día festivo.
Las festividad de san Estaban, se expandió de la Cataluña a la Cataluña Nova, y posteriormente con la repoblación por parte de familias guerrero-campesina catalanas al resto de nuestra área etno cultural. En el Reino de Valencia fue conocida como segundo día de Navidad –festivo hasta los años 90- y en las Islas Baleares “la fiesta mediana”, que dejó de ser festividad oficial hace más tiempo.
San Esteban es otro de los elementos que recuerda el origen político de Cataluña como parte del Imperio de Carlomagno, del que posteriormente nacerían Francia (Francia occidental) y Alemania (Francia oriental). Es lamentable ver que gente que pretender ser nacionalista, aún siendo consciente de esto, pretenda una orientación atlantista y anti-europea, negando así la esencia misma de Cataluña.
Cataluña nace como la continuidad –en lo cultural y lo político- de ese eje carolingio proyectado hacia el Sur y hacia el Mediterráneo. Nuestro potencial geopolítico sería determinante para vincular al Mediterráneo occidental europeo con el eje franco-alemán como un pilar sólido para la construcción de Europa. El eje transversal París-Berlín tiene también una potencia sur norte como eje Barcelona-París-Berlín, y aún más completo –en el sentido que hemos hablando más arriba- como eje Alicante-Barcelona-París-Berlín. Lombardía tiene un pasado y un potencial geopolítico muy similar, una cooperación catalano-lombarda podría reforzar las dinámicas de integración continentales. Cataluña no es ruptura sino es unión y cohesión europea.
Lamentablemente la clase política catalana, la más inepta de Europa occidental, traidora a nuestra historia, a nuestra identidad y a nuestro potencial, compuesta por mediocres y eunucos mentales, jamás podrá liderar este potencial. No tengo la menor duda –porque así lo he vivido- que si Cataluña supiese articular este discurso, nuestra voz sería oída y considerada como algo positivo y crucial para la construcción de un futuro de potencia, cohesión y estabilidad para la Europa del siglo XXI.
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