dimarts, 23 de novembre del 2021

ARGENTINA NOVIEMBRE 2021. ELECCIONES PARCIALES: SE CONFIRMAN LAS TENDENCIAS.



Las elecciones parciales al Congreso y al Senado de noviembre de 2021. A grandes rasgos Los resultado confirman las tendencias que se verificaron en las elecciones PASO del pasado mes de septiembre: victoria de la oposición del centro-derecha con un 42%, derrota clara del oficialismo kirchnerista que se queda en el 33%. Como datos secundarios, aumento de la ascensión, avance de la izquierda trotskista que se convierte en la tercera fuerza política del país y de la derecha ultra-liberal que es la cuarta a nivel nacional, pero demuestra fuerza en Buenos Aires.

Si bien la tendencia general era la marcada en septiembre y la anunciada, hay que señalar un claro matiz: el oficialismo pierde pero evita la catástrofe absoluta que le auguraban las encuestas.  Observadores y comentarista hablaban de la posibilidad de que el Frente de Todos (la coalición gubernamental) no lograría llegará al 30%, lo que hubiera sido  dramático pensando en los dos años de presidencia que aún le quedan al tándem Alberto Fernández – Cristina Kirchner. Y si bien el oficialismo pierde el control del Congreso logra mantener el del Senado

 ¿Cómo se ha evitado esta catástrofe? Centrado todo su esfuerzo electoral en la provincia de Buenos Aires, la zona donde se asienta el proyecto de poder kirchnerista, donde también pierde las elecciones pero acorta la distancia con la oposición. ¿En qué consistió el esfuerzo electoral del oficialismo? Básicamente en imprimir dinero y regar con subvenciones y ayudas oficiales al electorado que les había dado la espalda en septiembre. Obviamente la primera consecuencia de esta “esfuerzo electoral” será un aumento de la inflación, una inflación con la que tendrá que lidiar el Gobierno que la ha generado y disparado. Es el cortoplacismo habitual de kirchnerismo. Un cortoplacismo con algún tinte de paranoia porque, a pesar de haber perdido las elecciones, el presidente Fernando convocó a una manifestación para el miércoles después de las elecciones en Buenos Aires para “celebrar la victoria electoral”, con un coste de 300.000 € cuyo uno de los lemas de la era “contra tanto político” (él debe pensar que es un actor de cine, entendemos).

 

 

 

Situación interna de las dos coaliciones.

Si tomamos como referencia las elecciones presidenciales de 2019, el oficialismo pierde desde entonces unos 5 millones de votos, es decir el 40% de su electorado.  La oposición también pierde, en este caso 1 millón de votos, o lo que es lo mismo el 10% de sus votantes.

Es la clara consecuencia del profundo desencanto general y más que justificado de la clase política argentina. La desastrosa gestión gubernamental actual, es heredera en el tiempo de la ineptitud del Gobierno de Macri. Este desencanto, como hemos dicho más arriba, se traduce en un aumento de la abstención y en un refuerzo de la periferia política.

El Frente de la Izquierda Unida (6,16%), de la izquierda trotskista, en cierto modo heredera ideológico de la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo  (no confundir con los Montoneros). Logra, después de décadas volver a entrar en el congreso de la ciudad de Buenos Aires y logra en el Congreso nacional con cuatro diputados.

Javier Mileu y su partido La Libertad Avanza (4,94%) es la cuarta fuerza, con bajos resultados en el resto del país pero con un importante 17% en Buenos Aires que se traducen en cinco actas en el Congreso nacional. Milei es un personaje encasillado en la derecha, de principios ultra-liberales con claros tintes anarco-capitalista. Su programa: “eliminar ayudas a los pobres, eliminar pensiones, bajar impuestos a los ricos, etc…”, contrasta con las zonas donde tiene más votos: los barrios deprimidos del gran Buenos Aires. ¿La explicación? Es claro, Milei hace un discurso duro, mediático, radical, hiriente y acompañado de un estudiado  “show” mediático contra la ineptitud absoluta del gobierno y la clase dirigente argentina. Su voto sale de saber liderar ese hartazgo más que justificado

Dentro de las colaciones gubernamentales observamos algunas líneas de tensión. En el gubernamental Frente de Todos, entre Cristina Kirchner y la Cámpora (el ala juvenil radical y militante del Justicialismo) favorable a mantener la línea política actual y el presidente Fernández, que siempre tímido y apocado, piensa que con los resultados no absolutamente nefastos de las elecciones y una cierta eficiencia en la gestión aún es posible ganar las presidenciales de 2023, algo que desde luego hoy parece más que hipotético.

En juntos Por el Cambio, vemos que los mejores resultados los obtiene la parte de la Unión Cívico Radical, el tradicional partido argentino que representa el centro socialdemócrata y la moderación. Los candidatos radicales se sitúan mejor y sacan mejores resultado que los del otro componente de la colación el partido PRO, de centro-derecha, fundado por Macri.  Es una situación  compleja, porque mientras los radicales proponen políticas más centristas, PRO está pensando en incorporar un discurso más liberal en economía para quitar votos a Milei. De la solución de esta situación interna dependerá la elección del candidato que presente la oposición a las presidenciales de 2023.

 

A dos años de las presidenciales de 2023.

La próxima cita en el país austral, serán las elecciones presidenciales de 2023. La clase política y la sociedad están implicadas y movilizadas ya para esta determinante cita electoral.

El país se enfrenta ahora a una negociación de su deuda con  el FMI. Fernández tiene un dilema, el acuerdo con el FMI le daría votos de centro, pero ese acuerdo implicaría recortes sociales que Cristina y la Cámpora parecen dispuestos a permitir. Quizás sea por eso por lo que Fernández celebra el resultado de estas elecciones como victoria, de haber perdido por más,  su final estaría ya escrito y por lo tanto Cristiana no habría permitido ninguna medida de recorte social porque ni aún así se podría lograr la reelección justicialista en 2023, ahora hay una mínima carta a jugar, veremos si Fernández sabe hacerlo y si Cristian le deja

Mientras tanto la oposición ya se ve vencedora en 2023, le queda la no fácil tarea de buscar la figura que, no solo unifique a sus votantes actuales, sino que sea capaza de obtener votos de peronistas hartos de la gestión del dúo Fernández-Cristina, que –sea dicho- son millones de votos.

 

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