Un tópico
común en el debate político actual es afirmar o negar si el islam es compatible
con la democracia occidental. En las últimas elecciones regionales francesas
Marine Le Pen –obsesionada por “moderarse”- afirmó que lo era, lo que influyó
negativamente en el pobre resultado obtenido.
Es un debate vacío, una mera pose, todos sabemos perfectamente que el
islam y la democracia occidental tal como la entendemos son absolutamente
incompatibles. Un juego dialéctico inútil y estéril en el
que ambas posturas son dos engaños dentro de los políticamente correcto.
La pregunta realmente incorrecta que nadie se atreve a hacer es si la democracia occidental es capaz de combatir el avance político de los musulmanes. Si el actual sistema político que se rige en los países europeos va a ser capaz de evitar la islamización de Europa o no. Porque es un sistema basado en la ecuación una persona/un voto. Es lógico pensar que cuando la mayoría de las personas que votan sean islamistas, lograrán la mayoría política, instaurarán el sistema político que ellos defiende y será el fin de la democracia occidental. La islamización de Europa será solo una consecuencia más del proceso de substitución demográfica que sufrimos los pueblos europeos. Así que la pregunta que realmente nos interesa es ¿cómo podemos encontrar una solución política para evitar nuestro final demográfico, político y cultural? El resto de debates son una infantil pérdida de tiempo
En 2016 el famoso politólogo y teórico de la democracia Giovanni Sartori –nada sospechoso de incorrecto- declaraba: "Si damos el voto a los inmigrantes impondrán la 'sharia' en Europa", es una afirmación sintomática, ciertas, pero es sólo una parte de la verdad.
No son los inmigrantes que llegan ahora los que impondrán la sharia, son los millones de “ciudadanos europeos” (franceses, belgas, británicos, etc.) hijo y nietos de los inmigrantes que llegaron a Europa en los 60-70 lo que lo harán.Esas segundas y terceras generaciones radicalizadas que ya se han apoderado de barrios de París, Bruselas y Mánchester.
El problema es mucho más grave. No se trata de los inmigrantes que están llegado o están por llegar, se trata de los que ya están y ni siquiera aparecen en las estadísticas como inmigrantes, porque técnicamente son “ciudadanos” europeos como cualquier otro, esto es lo que nadie quiere ver, o más exactamente lo que nadie se atreve a decir, porque hacerlo supone confirmar que no hay solución dentro de los parámetros actuales. Es “fácil” declarar que hay que “controlar la inmigración ilegal” eso ya entre dentro de los tópicos políticamente correctos, y lo es porque sirve para ocultar la magnitud real del problema. El problema real de sustitución demográfica que sufrimo0s las poblaciones europeas y que sólo se puede solucionar con políticas masivas de repatriación. Esto es lo incorrecto, la realidad que pocos nos atrevemos a decir
La retirada de EEUU de Afganistán y la toma del poder de los talibanes ha provocado conmoción en todo el mundo, también en Europa. La oleada prevista de refugiados ha levantado alarmas y uno de los argumentos más repetidos ha sido “la llegada al poder delos talibanes provocarán una oleada terrorista en Europa occidental”. De nuevo humo propagandístico para ocultar la dimensión real del problema yihadista en Europa. Para empezar, habría que aclarar que el objetivo de los talibanes es crear un Emirato islámico en Afganistán y que se oponen a cualquier acción fuera de sus fronteras, lo que ha tensado sus relaciones con sus antiguos aliados de Al-Qaeda y les convierte en grandes enemigos del ISIS. Para continuar habría que recordar que los terroristas que han cometido atentados en Europa occidental, son todos “ciudadanos” europeos (franceses y belgas) musulmanes de segunda y tercera generación. Recordar también –porque la gente parece olvidarse- que los asesinatos yihadista de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017 no fueron cometidos por “refugiados”, sino por hijos de inmigrantes de los llegan cada día más y más a Europa. El terrorismo yihadista no está relacionado con los refugiados, sino con la inmigración masiva que ya está asentada hace décadas en toda Europa occidental. ¿Se entiende la verdadera magnitud del problema o aún seguimos señalando donde no es? Por supuesto que no hay que acoger a ni un solo refugiado de Afganistán, efectivamente la llegada de refugiados a Europa occidental está relacionada con el aumento de la delincuencia común e inseguridad ciudadana –especialmente de violaciones grupales a mujeres europeas-. Para acogerlos están las multimillonarias monarquías del Golfo con las que comparten religión: Arabia Saudita y Qatar principalmente. Lo que no hemos de hacer es autoengañarnos sobre la naturaleza del terrorismo islamista en Europa.
El yihadismo, la sharia, la sustitución demográfica son la consecuencia de la inmigración masiva –en su mayoría legal- que llegó a Europa hace década. La solución es difícil, lo peor que se puede hacer es engañar a la gente usando argumentos falsos y manipulados. Es hora de decir las cosas como son, porque no tenemos tiempo para nada más.
Nosotros siempre valientes y claros.
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