El político nacionalista neerlandés, Geert Wilders ha pedido hace pocos días el cierre de todas las mezquitas a los Países Bajos. Hay una realidad evidente: A medida que avanza el proceso de islamización, las posiciones políticas se vuelven más realistas. Cuando la amenaza se va convirtiendo en realidad es la hora de proponer soluciones que sean efectivas.
Esto demuestra algo que venimos advirtiendo hace mucho de tiempo: Denunciar
solo de islamismo radical o de inmigración ilegal y hablar de integración o
progresivo aprendizaje de nuestra lengua, es una fantasía infantil que como
todas las respuestas pueriles nacen del miedo a enfrentarse con la verdad. Ante
la invasión / islamización solo hay tres opciones:
-Los colaboracionistas. Es decir la súper clase política, mediática y
financiera dirigente.
-Los miedosos. Que no se atreven a decir la verdad y piensan que problemas de esta dimensión se pueden solucionar con parches. A esta categoría podemos añadir un nuevo elemento, los partidos "del sistema" que progresivamente van adoptando este tipo de discurso, por miedo -otra vez- al hecho que este discurso, aunque sea mínimo, quede en manos de partidos "nacionalistas" y que sean los único capaces de canalizar electoralmente esta preocupación generalizada.
-Los que decimos las cosas como son, y advertimos que la situación es dura muy
dura, complicada muy complicada y que si no se toman medidas de la misma
dimensión del problema, desapareceremos como sociedad, cultura y civilización
en un par de décadas.
Estos días hay una prueba fácil, reveladora y al alcance de todos los
públicos. Para comprobar el vertiginoso ritmo de la sustitución de la población
que sufrimos los europeos, no hay más que ver el Eurocopa 2021.
Los que ya tenemos una edad podemos comprarlas con las selecciones de estos
mismos países cuando éramos niños: la conclusión es atronadora. Esto es el que
nos estamos jugando, que de aquí a un par de Eurocopas más no haya más de un
25% de jugadores blancos en total. A
esto se le llama: The End.
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