dissabte, 17 d’abril del 2021

GROENLANDIA UNA MIRADA HISTÓRICO-POLÍTICA POSTELECTORAL.

 

 

 

 Las elecciones celebradas el pasado 6 de abril dieron una amplia victoria a la izquierda eco-independentista inuit (esquimal), el partido de los Inuit Ataqatiglit (IA, Comunidad Popular en inuit) lograba el  36,6 %, superando con creces el 25,5% logrado en 2018 y volviendo a ser el primer partido de la isla en detrimento del los social-demócratas independentista de Siumut (Adelante en inuit). IA y Siumut se alternan en el poder desde 2005, ya sea en coalición ya sea uno de ellos con mayoría El líder de IA Mute Egede, se convertirá en el próximo primer ministro de la isla, aunque para formar gobierno necesitará el apoyo de al menos de los cuatro diputados que con su 2,4% logró el partido centrista independentista Naleraq (Descendientes de Nuestra Tierra en inuit) que coincide con IA en el punto principal de esta campaña electoral: la oposición al proyecto de extracción de tierras raras y uranio en Kvanefield, en manos de una compañía australiana, detrás de la cual está China.

 

¿Por qué Groenlandia es danesa?

Groenlandia es geográficamente parte del continente americano, señalemos que la división entre Europa y América en el Atlántico norte pasa por la zona occidental del territorio de otra isla cercana, Islandia. Como el resto de zonas árticas del norte americano, estuvo poblada desde por lo menos el III mileno a.C., por una población que daría lugar a la llamada cultura Dorset.

Erik Thorvaldsson más conocido por Erik el Rojno- un vikingo noruego que se había refugiado- en Islandia fue el primer europeo en llegar a Groenlandia en 982, tras él varias familias de vikingos noruegos establecidos en Islandia, llegaron a sus costas a partir de esa fecha, donde construyeron asentamientos en el sur y oeste de la isla.

Erik el Rojo llamó a la isla Gron (verde) Land (tierra) para hacerla atractiva a los vikingos que fueron llegando en las sucesivas décadas, quienes explotaron la zona con ganadería. Los escandinavos se hicieron con el control de la isla que  en la isla pasó a ser parte de la corona noruega en 1261.

El cambio climático que sufrió toda Europa y el Atlántico norte que comenzó en el siglo XVI y se conoce como la Pequeña Edad del Hielo,  hizo que las condiciones geo-económicas cambiasen de forma brusca. Los colonos escandinavos se vieron doblemente afectados por este cambio: por un lado su sistema económico productivo era incompatible con el frío extremo y por otro se cortaba la ruta con Islandia y Noruega, vital para su supervivencia. Hubo otro factor que resultó cruelmente definitivo fue la llegada a la isla de los pueblos inuit -los esquimales actuales- procedentes de Siberia que exterminaron a los dorset en el norte del actual Canadá desde donde saltaron a Groenlandia siguiendo con su política de conquista contra los dorset –que de hecho desaparecieron de la historia para siempre-. Esta conquista y extermino de la población local tuvo también como objetivo a los colonos noruegos, ya en una fase de debilitamiento y aislamiento. En decir los inuit no son la población originaria de Groenlandia, sino los terceros y últimos en llegar y los protagonistas de exterminar a los dos pueblos asentados anteriormente: los dorset y los colonos europeos; un dato importante en estos tiempos de perdones y culpabilizaciones de referencia histórica.

En 1721 el marinero noruego Hans Egede viajó a Groenlandia, con la idea de comprobar si quedaban descendientes de la colonización medieval escandinava, descubrió que no había rastro de aquella población. Decidió cristianizar a la población local y tras él se establecieron en la isla algunas familias noruegas y daneses, que por entonces formaban parte de un único reino. En 1814 tras la separación del Reino de Dinamarca-Noruega en dos, Groenlandia queda como colonia danesa. Años más tarde en 1953, dejaría de ser colonia danesa para pasar a ser territorio danés, dotándole en 1979 de una estatus de autonomía, que sería ampliada en 2008 tras así aprobarlo en referéndum, quedando en manos del gobierno danés que sigue controlando la defensa y la gestiona la política exterior y de cuyas subvenciones son vitales para la economía de la isla.

 

Groenlandia en la encrucijada del nuevo espacio nord-polar.

El resultado electoral paralizará –de momento- la extracción de uranio y tierras raras, ambos minarles fundamentales para fabricación de teléfonos móviles vehículos eléctricos y armas de última generación, minerales de los que China es el principal productor de este mineral pero quiere hacerse con el control del mercado mundial de forma casi monopolística. Pero el de Kvanefjeld pero no es el único yacimiento en manos chinas. China también explota varios yacimientos más en Groenlandia, sus geólogos los geólogos chinos han identificado dónde se encuentran los "recursos superiores", precisamente aquellos "que China necesita con urgencia". De hecho, los bancos chinos están ayudando a financiar una gran mina de zinc en el fiordo de Citronen, en la costa norte de la isla, con el objetivo de fortalecer su estrategia para obtener minerales del Ártico.

Groenlandia se ha convertido en un punto estratégico geopolítico de vital importancia, un pinto de choque entre las tres grandes potencia: China, EE.UU. y Rusia que lo entienden como elemento clave para el dominio de un nuevo espacio clave: el Ártico, y que lo será cada vez más conforme avance el deshielo, y se abra la ruta de comunicación ártica.  Un nuevo espacio llamado a ser el escenario de duras pugnas entre los tres principales actores mundiales.

Estados Unidos, que desde principios del siglo pasado considera una anomalía que un territorio geográficamente americano esté en manos europeas, crucial para sus intereses militares y estratégicos. Washington tiene bases militares en la isla. Recordemos que 2019 Donald Trump hizo una oferta de compra que fue rechazada por el gobierno danés; no era el primer presidente de EEUU que intentaba comprar al isla a Copenhague.

China que, además del interés militar y mineral, concibe la ruta ártica como la variante norte –la Ice Silk Road- que complemente su nueva ruta de Seda por el corazón de Eurasia.

Rusia que ya comenzó su estrategia ártica en tiempos de la Unión Soviética y no va a permitir quedarse atrás en la carrera por el control ártico. Aunque la isla sea de soberanía danesa, una vez más Europa demuestra su inexistencia como actor político en el mundo multipolar del siglo XXI.

La pregunta después de estas elecciones es, ¿podrán realmente 56.000 groenlandeses oponerse a las grandes dinámicas geopolíticas de este nuevo tiempo de los grandes espacios?

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