
Los turcos
aparecerán posteriormente en la historia, originarios de las estepas urálico-siberianas,
pero hoy podemos afirmar que aparecen en la historia en torno al año 400, son
originarios del norte de Asia y pocos años después dominan todo el norte de
China. Desde donde emprenden una progresiva conquista de toda el Asia central,
lugar con ocupan cuando son convertidos a la nueva fe de Mahoma y es entonces
cuando atacan y ocupan la península de Anatolia (actual Turquía) y entran por
primera vez en conflicto fronterizo con una potencia europea: el Imperio
bizantino. Los turcos se asientan ahora
desde las orillas del Mediterráneo hasta los confines de china, un territorio de
gran profundidad estratégica.
Los turcos
saltan a Europa y en 1453 conquistan la capital del Imperio bizantino,
Constantinopla, con todo lo que de simbólico y estratégico (control de
Mediterráneo oriental) supone esta derrota bizantina y europea frente al
invasor oriental.
Como señala
el geopolítico Robert Steuckers, destacado experto en el estudio del conflicto
secular turco-europeo, los turcos, herederos de los pueblos huno-turco, saben
que el control de Europa pasa por dominar el Danubio, por lo que tras la toma
de Constantinopla iniciarán una exitosa conquista de los Balcanes, sometiendo
por siglos a los eslavos del sur, albanes, búlgaros y griegos bajo su yugo islámico,
y llegarán a las puertas de Viena, donde serán rechazados en 1520, 1532 y
definitivamente en 1683 por una gran ejército de coalición europea.
La expansión
y ocupación de los Balcanes por el Turco durante tantos siglos, impidió a
Europa acceder a la famosa “Ruta de la Seda”, la mayor ruta comercial mundial,
y aún hoy la mayor ruta de hidrocarburos del planeta, lo que tuvo dos
respuestas por parte europea, una marítima y otra terrestre.
Europa
buscará rutas alternativas para llegar a Oriente, esto supuso el origen de la
expansión marítima portuguesa y neerlandesa que les llevará al océano Índico y
el intento de Castilla de encontrar un camino marítimo hacia la India, que
terminó en el descubrimiento de América.
En el
Mediterráneo el control de la “Puerta Sublime” con las fuertes resistencias
europeas de Malta y Chipre, lleva a un conflicto permanente con las potencias
marítimas mediterráneas europeas, y a choques permanentes con las marinas
genovesas, venecianas y catalanas. La victoria Lepanto en 1571, también
protagoniza por una gran coalición europea es una culminación de este
enfrentamiento permanente entre europeos y turcos en el Mediterráneo oriental.
Por tierra
con la victoria europea en Viena se inicia un largo proceso de reconquista de
los Balcanes protagonizado por austriacos y húngaros que liberará a todos los
pueblos europeos sometido al Sultán otomano. Solo la falta de entendimiento
entre otras dos potencias europeas que se unieron posteriormente a la
“Reconquista” balcánica: Reino Unido (que no siempre actúa en clave europea) y
Rusia, impidieron que se culminara el proceso y se reconquistara Constantinopla
-a la que los rusos quería dar de nuevo dignidad imperial, presentándose el zar
ruso como heredero histórico del Emperador Bizantino- por lo que aún hoy esta
ciudad europea, junto a una parte de la Tracia, sigue perteneciendo a Turquía con el nombre de Estambul, lo permite al gobierno de Ankara tener un
argumento para pretender ingresar en la UE.
Durante la
Primera Guerra Mundial, Reino Unido apoya la sublevación de los pueblos árabes
contra el Imperio turco, el papel del agente británico Lawrence de Arabia,
inmortalizado cinematográficamente por Peter O´Toole, es por todos conocidos. En
1909 el sultán Abul Hamid II fue
depuesto y llegó al poder el nacionalista laico, Kemal Ataturk al frente de los
llamados “Jóvenes Turcos”, tras el fin de la Primera Guerra Mundial el Imperio
otomano fue disuelto y Turquía quedó reducida a la península anatolia y
Estambul, fue en estos años 1915-1923 cuando se comentó el genocidio armenio en
la zona oriental, con más de un millón y medio de muertos. En la zona
occidental los turcos llevaron a cabo un proceso de “limpieza étnica” contra
los griegos en la zona occidental, con la expulsión de cientos de miles de
familias de la zona de Estambul y del Egeo, donde vivían desde tiempo de la
Gracia clásica, entre los griegos expulsado la familia entera de un niño de muy
corta edad llamado Aristóteles Onassis.
Desde la
llegada al poder de Ataturk, y siendo neutral durante la segunda Guerra
Mundial, Turquía se aleja del islamismo, se “occidentaliza”, se sustituye el
alfabeto árabe por el latino y adopta el “mito hitita”, como ideología
nacional, los hititas son un pueblo indoeuropeo que dominaron Anatolia entre los
siglos XVII-XII a.C. Es en este proceso cuando Turquía quiere convertirse en
una “democracia occidental” con el objetivo final de integrase en la Unión
Europa.
Todo cambia
en 2003 con la llegada al poder de Erdogan, un partido islamista,
marginalizados y perseguidos desde la llegada al poder de Ataturk, llega por
primera vez al poder en Turquía. Con Ataturk llega también un nuevo ministro de
Exteriores, Ahmet Davutoglu, ideólogo del “neo-otomanismo”, doctrina según la
cual debe abandonar el quietismo en política internacional e intentar
reconstruir un área de dominio sobre los antiguos territorios del Imperio
otomano. Al neo-otomanismo se une el panturanismo –opuesto al mito hitita- la
reivindicación de las raíces turco-mongolas y la consideración como turcos de
todos los habitantes de las repúblicas turcófonas ex soviéticas del Asia
Central. Es en este contexto en el que Turquía –con un creciente apoyo
británico y una postura ambigua de los Estados Unidos- se enfrenta por el
control regional a Siria –apoyada por Rusia-. Y es también en este contexto en
el que Turquía usa los refugiados de la guerra en Siria, provocada por ellos
mismos, como presión contra Europa, una presión no sólo política sino también
demográfica. Las rutas de llegada y penetración de refugiados –importante arma
demográfica- recuerdan la vía de penetración que llevó a los otomanos a dominar
por siglo los Balcanes y quedarse a las puertas de Viena, aunque esta vez hay
un matiz, la ruta llega a Berlín, el mar Báltico y los Países Bajos, donde
recordemos un partido turco-islamista financiado por Erdogan, DENK entró en
2017 en el Parlamento con un 2,1% de votos de turcos residentes y
“nacionalizados” neerlandeses.
No es una
“crisis de refugiados” en la nueva invasión turca de Europa basada en el arma
más decisiva del siglo XXI: la demografía. Europa debe reaccionar y pararla de
inmediato, de nuevo está en juego nuestra civilización.
Enric Ravello Barber.
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