Dice un
querido amigo, que conoce muy bien esa realidad, que Alemana es el país menos
democrático de Europa occidental. Sin duda es así, en ningún otro se reprime la
“disidencia nacionalista” con tanta intensidad, en ningún otro país –al menos oficialmente-
hay departamentos de la inteligencia estatal
dedicados a perseguir a los partido que clasificados como “peligrosos”.
El gobierno
alemán ha impedido por todos los medios que una alternativa nacionalista se
consolidase en el país teutón, pero finalmente después de muchas décadas, no ha
podido evitar que Alternativa por Alemania (AfD) entrase en el Budenstsag tras
las elecciones de septiembre del 2017, tras al
logar el 12,6 % del voto popular. Así que el gobierno alemán y sus instituciones,
han pasado a una nueva fase: intentar limitar la libertad de expresión de los
dirigentes de AfD.
La primera
víctima ha sido su diputada nacional Beatrix von Storch, que vio cómo su cuenta
de twitter, era denunciada por la policía y posteriormente suprimida
temporalmente por esta red social, simplemente por protestar el hecho de que
una página de la política de Colonia “tuitease” en árabe (lengua no oficial en
Alemania), dentro de su “estrategia” de prevenir anual oleada de violaciones de
mujeres alemanas por parte de grupos de refugiados e inmigrantes musulmanes en
Nochevieja, violadores a los que von Storch definió en su cuenta de twiteer
como “hordas de hombres musulmanes dispuesta a la violencia en grupo”, efectivamente,
la dirigente de AfD, no hizo más que describir objetivamente a estos grupos de
enfermos violadores en grupo, que no puede ser calificados de otra forma.
Esta actuación
contra Beatrix Von Storch, se enmarca dentro del a nueva ley que entró en vigor
en Alemania el pasado 1 de enero, y que facilita eliminar la libertad de
expresión en las redes sociales (siempre menos democracia en Alemania), al aplicarla
estas declaraciones de Von Storch, las autoridades alemanas han caído en cierto
ridículo, porque esas declaraciones
compartidas por muchos alemanes, no todos votantes de AfD.
Desde aquí nuestra
total solidaridad con la deputada alemana y nuestro deprecio a todos esos que
se llenan la boca en defensa de la libertad de expresión y que en el caso de Beatrix
von Storch y otros similares, guardan un cómplice silencio.
Enric
Ravello
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