dijous, 5 de març del 2020

TURQUÍA CONTRA EUROPA UN ENFRENTAMIENTO SECULAR.




Veinticinco siglos después de Las Termófilas, los griegos están volviendo a luchar por impedir una nueva invasión de Asia a Europa. Entonces el enemigo era el Imperio persa, que si bien estaba gobernado por una casta de origen indo-europeo era el primer Imperio multirracial de la época, una amalgama de pueblos del Asia menor y central se unían bajo el mando de Jerjes I.  300 héroes espartanos murieron en el paso de las Termófilas, haciendo perder al ejército persa un tiempo crucial que permitió a la marina ateniense organizarse para vencerlos en la batalla de Salamina y rechazar al enemigo asiático de suelo heleno y europeo.

Los turcos aparecerán posteriormente en la historia, originarios de las estepas urálico-siberianas, pero hoy podemos afirmar que aparecen en la historia en torno al año 400, son originarios del norte de Asia y pocos años después dominan todo el norte de China. Desde donde emprenden una progresiva conquista de toda el Asia central, lugar con ocupan cuando son convertidos a la nueva fe de Mahoma y es entonces cuando atacan y ocupan la península de Anatolia (actual Turquía) y entran por primera vez en conflicto fronterizo con una potencia europea: el Imperio bizantino.  Los turcos se asientan ahora desde las orillas del Mediterráneo hasta los confines de china, un territorio de gran profundidad estratégica. 

Los turcos saltan a Europa y en 1453 conquistan la capital del Imperio bizantino, Constantinopla, con todo lo que de simbólico y estratégico (control de Mediterráneo oriental) supone esta derrota bizantina y europea frente al invasor oriental. 

Como señala el geopolítico Robert Steuckers, destacado experto en el estudio del conflicto secular turco-europeo, los turcos, herederos de los pueblos huno-turco, saben que el control de Europa pasa por dominar el Danubio, por lo que tras la toma de Constantinopla iniciarán una exitosa conquista de los Balcanes, sometiendo por siglos a los eslavos del sur, albanes, búlgaros y griegos bajo su yugo islámico, y llegarán a las puertas de Viena, donde serán rechazados en 1520, 1532 y definitivamente en 1683 por una gran ejército de coalición europea.

La expansión y ocupación de los Balcanes por el Turco durante tantos siglos, impidió a Europa acceder a la famosa “Ruta de la Seda”, la mayor ruta comercial mundial, y aún hoy la mayor ruta de hidrocarburos del planeta, lo que tuvo dos respuestas por parte europea, una marítima y otra terrestre.

Europa buscará rutas alternativas para llegar a Oriente, esto supuso el origen de la expansión marítima portuguesa y neerlandesa que les llevará al océano Índico y el intento de Castilla de encontrar un camino marítimo hacia la India, que terminó en el descubrimiento de América.

En el Mediterráneo el control de la “Puerta Sublime” con las fuertes resistencias europeas de Malta y Chipre, lleva a un conflicto permanente con las potencias marítimas mediterráneas europeas, y a choques permanentes con las marinas genovesas, venecianas y catalanas. La victoria Lepanto en 1571, también protagoniza por una gran coalición europea es una culminación de este enfrentamiento permanente entre europeos y turcos en el Mediterráneo oriental.

Por tierra con la victoria europea en Viena se inicia un largo proceso de reconquista de los Balcanes protagonizado por austriacos y húngaros que liberará a todos los pueblos europeos sometido al Sultán otomano. Solo la falta de entendimiento entre otras dos potencias europeas que se unieron posteriormente a la “Reconquista” balcánica: Reino Unido (que no siempre actúa en clave europea) y Rusia, impidieron que se culminara el proceso y se reconquistara Constantinopla -a la que los rusos quería dar de nuevo dignidad imperial, presentándose el zar ruso como heredero histórico del Emperador Bizantino- por lo que aún hoy esta ciudad europea, junto a una parte de la Tracia, sigue perteneciendo a  Turquía con el nombre de Estambul, lo  permite al gobierno de Ankara tener un argumento para pretender ingresar en la UE.
Durante la Primera Guerra Mundial, Reino Unido apoya la sublevación de los pueblos árabes contra el Imperio turco, el papel del agente británico Lawrence de Arabia, inmortalizado cinematográficamente por Peter O´Toole, es por todos conocidos. En 1909 el sultán Abul Hamid II   fue depuesto y llegó al poder el nacionalista laico, Kemal Ataturk al frente de los llamados “Jóvenes Turcos”, tras el fin de la Primera Guerra Mundial el Imperio otomano fue disuelto y Turquía quedó reducida a la península anatolia y Estambul, fue en estos años 1915-1923 cuando se comentó el genocidio armenio en la zona oriental, con más de un millón y medio de muertos. En la zona occidental los turcos llevaron a cabo un proceso de “limpieza étnica” contra los griegos en la zona occidental, con la expulsión de cientos de miles de familias de la zona de Estambul y del Egeo, donde vivían desde tiempo de la Gracia clásica, entre los griegos expulsado la familia entera de un niño de muy corta edad llamado Aristóteles Onassis.

Desde la llegada al poder de Ataturk, y siendo neutral durante la segunda Guerra Mundial, Turquía se aleja del islamismo, se “occidentaliza”, se sustituye el alfabeto árabe por el latino y adopta el “mito hitita”, como ideología nacional, los hititas son un pueblo indoeuropeo que dominaron Anatolia entre los siglos XVII-XII a.C. Es en este proceso cuando Turquía quiere convertirse en una “democracia occidental” con el objetivo final de integrase en la Unión Europa.

Todo cambia en 2003 con la llegada al poder de Erdogan, un partido islamista, marginalizados y perseguidos desde la llegada al poder de Ataturk, llega por primera vez al poder en Turquía. Con Ataturk llega también un nuevo ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, ideólogo del “neo-otomanismo”, doctrina según la cual debe abandonar el quietismo en política internacional e intentar reconstruir un área de dominio sobre los antiguos territorios del Imperio otomano. Al neo-otomanismo se une el panturanismo –opuesto al mito hitita- la reivindicación de las raíces turco-mongolas y la consideración como turcos de todos los habitantes de las repúblicas turcófonas ex soviéticas del Asia Central. Es en este contexto en el que Turquía –con un creciente apoyo británico y una postura ambigua de los Estados Unidos- se enfrenta por el control regional a Siria –apoyada por Rusia-. Y es también en este contexto en el que Turquía usa los refugiados de la guerra en Siria, provocada por ellos mismos, como presión contra Europa, una presión no sólo política sino también demográfica. Las rutas de llegada y penetración de refugiados –importante arma demográfica- recuerdan la vía de penetración que llevó a los otomanos a dominar por siglo los Balcanes y quedarse a las puertas de Viena, aunque esta vez hay un matiz, la ruta llega a Berlín, el mar Báltico y los Países Bajos, donde recordemos un partido turco-islamista financiado por Erdogan, DENK entró en 2017 en el Parlamento con un 2,1% de votos de turcos residentes y “nacionalizados” neerlandeses. 

No es una “crisis de refugiados” en la nueva invasión turca de Europa basada en el arma más decisiva del siglo XXI: la demografía. Europa debe reaccionar y pararla de inmediato, de nuevo está en juego nuestra civilización.

Enric Ravello Barber.
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