dilluns, 6 de setembre del 2021

¿CUÁL ES EL FUTURO DE RUSIA COMO GRAN POTENCIA?


 

 

El escenario mundial actual que muchos especialistas califican como “multipolar”, es en realidad un momento de transición entre la decadencia de la hasta ahora anterior potencia dominante hegemónica, Estados Unidos y el ascenso de la que lo será en las próximas décadas: China.

Es en este escenario en el que un tercer actor, con poder e influencia en el tablero mundial pero un escalón por debajo, podría convertirse en gran potencia mundial si sabe actuar estratégicamente, corregir sus carencias y desarrollar sus potencialidades. Este tercer actor es Rusia.

I Rusia: historia, decadencia y recuperación.

Por historia, cultura, lengua y tradición Rusia es una nación absolutamente europea. El ruso es una lengua eslava de la familia indoeuropea, a la que pertenecen también las lenguas latinas, helenas, germánicas, célticas y bálticas, lo que nos señala un antiquísimo origen común de todos estos pueblos europeos. Más específicamente, los pueblos eslavos entrarán en la historia aproximadamente durante los siglos II-III d. C, cuando son nombrados y referenciados en las fuentes latinas. En el posterior devenir histórico se irán diferenciando entre ellos y originando los pueblos eslavos que hoy conocemos. El último núcleo eslavo indiferenciado fue el ruso-bielorruso-ucraniano, algo a lo que  Vladimir Putin hizo referencia en su reciente artículo “De la unidad histórica de rusos y ucraniano”.  El primer estado ruso fue fundado por vikingo suecos (varegos) en Kiev, el Ducado de Moscú lucho contra las invasiones mongolas, el título de Zar deriva del latino “Caesar” para reivindicar a Moscú como Tercera Roma (continuadora del Imperio bizantino) y el Imperio ruso fue siempre una barrera contra el avance del expansionismo turco-musulmán. ¿Alguien puede dudar que de Rusia no solo es europea, sino una de las naciones vitales en la historia de nuestro continente?

Rusia se convierte en potencia durante el reinado de Pedro I el Grande -el primer zar ruso que utilizó el título de Emperador-, concretamente tras sus victorias contra Suecia en las Guerras del Báltico. A partir de este momento Rusia ya no es solo una potencia europea que lucha contra enemigos exteriores (mongoles, turcos) sino que se convierte en una potencia vital en el equilibrio militar y político continental.

Tras la caída de la URSS debida a una visión infantil de Gorbachov, Boris Yelsin y sus políticas liberales de sumisión política a Occidente  y a los corruptos magnates locales,  tuvieron desastrosos efectos en la economía y en la sociedad rusa. El rechazo de la petición rusa de entrar en la OTAN fue percibido como un rechazo de Europa y Occidente a Rusia, lo que le hizo bascular volens nolens hacia una China. La decadencia política de Yelsin tuvo fuertes respuestas populares -con golpes de estados incluidos-, que anunciaban el deseo del pueblo ruso de  una recuperación de su orgullo nacional. Éste fue el argumento político que jugó inteligentemente Vladimir Putin un pragmático defensor de su país, para llegar al poder. Su llegada al Kremlin supuso la recuperación de Rusia. El punto de inflexión fue la Segunda Guerra Chechena y su reconfirmación internacional la actuación del ejército y la diplomacia rusa en la guerra de Siria.

 

II La hora de Rusia. Elementos y problemáticas para devenir potencia mundial.

-La permanente guerra de híbrida de Estados Unidos contra Rusia que pretende aislarla del antiguo bloque del  Este, y ahora del propio espacio ex soviético europeo, forzándola así a ser una potencia prácticamente sin ninguna influencia en Europa. El mantenimiento de la OTAN y su extensión a los antiguos países del Pacto de Varsovia,  la agresión a Serbia –tradicional aliado ruso en los Balcanes-  y el despliegue del escudo antimisiles ha sido los episodios de esa  primera fase. La  crisis de Ucrania, y el intento de revolución “naranja” en Bielorrusia, los episodios de la segunda fase.

-El giro asiático: Que en mi opinión tiene una doble naturaleza. 1)- La creación de organizaciones en torno a Rusia, que engloban el antiguo espacio soviético de Asia Central. El objetivo es la cooperación económica y la defensa militar de esta región amenazada por el radicalismo islámico, y la manipulación norteamericana para debilitar el poder ruso en esta zona vital para el control del mundo (Tratado de Seguridad Colectiva y Unión Económica Euroasiática). 2)- La Organización de Shanghái, surgida del acercamiento a China como respuesta al rechazo de Occidente hacia Rusia. Si la vocación de Rusia es  acercarse a Europa y no a China, su participación en la Organización de Shanghái -la mayor del mundo y donde existe un equilibro entre los estados-naciones y su dimensión supranacional-, reafirma la posición global de Rusia, la estabilidad en Asia y aleja la influencia y capacidad de intervención de EE.UU en el continente asiático.

-Ruta del Ártico. Si China está construyendo la nueva Ruta de la Seda como apuesta estratégica, la apuesta de Rusia debe ser convertir el Ártico en la gran vía comercial mundial dominada por Moscú. El deshielo convertirá al Ártico en un mar navegable todo el año en las próximas décadas, Rusia ya ha comenzado a activar dicha ruta durante los meses hábiles. El Ártico será  clave para el comercio mundial. Rusia está a la vanguardia del control de esta ruta;  para reafirmar este control deberá: extender sus aguas territoriales árticas hasta los límites en disputa y ampliar la presencia militar en su costa septentrional.  Moscú debe asegurarse la primacía en el Ártico, por encima de China, que ya empieza a poner sus ojos en la zona, y de Estados Unidos, que aún no lo ha hecho y que en el momento de hacerlo debería encontrarse con  status quo favorable a Rusia.

- Los hidrocarburos y el mercado energético. Superando el constante boicot estadounidense y a pensar de que éstos conservan una alta capacidad de sabotaje sobre el mismo, la terminación del ramal del North Stream 2 en Alemania es una nueva prueba de la actual y creciente necesidad que tiene Europa occidental de los hidrocarburos rusos. Una realidad que ayuda a un acercamiento euro-ruso, también en este caso beneficioso para las dos parte.

-La necesaria diversificación económica.  No obstante su liderazgo en hidrocarburos, Rusia necesita diversificar e implementar su economía. Éste es su punto más débil a la hora de convertirse en una potencia mundial de primer orden. Rusia apunta en esta dirección. Su ministro de Economía Mijail Mishustin impulsa un programa ambicioso que va desde la construcción de infraestructuras (carreteras y ferrocarriles) a fuertes inversiones en educación.  El ministro de defensa Serguéi  Shoigú propone la ceración de nuevas ciudades en Siberia como futuros centros vanguardistas del sector tecnológico. Ambos hablan de situar a Rusia entre las cuatro primeras potencias económicas a finales de la década.

-El liderazgo en tecnología militar. El exitoso ensayo del misil hipersónico Tsirkon el pasado mes de julio, confirma el liderazgo ruso en tecnología misilística. Si la economía es el gran reto, la tecnología militar es la gran ventaja de Rusia, una ventaja que parece nadie va a estar en condiciones de disputar y que le da una enorme fuerza en su posición mundial. 

                                                                                    

III. De Lisboa a Vladivostok La Gran Europa y el destino del mundo.

China desarrolla un pensamiento estratégico, y ya planea su actuación a partir de 2050 pensando en las futuras generaciones, y en la proyección del pueblo han en el mundo. La elite china actual sabe que no estará viva en 2050, pero su concepción de pueblo, destino y nación sobrepasa su interés personal; ésta será una de las claves –seguramente la más importante- por la que China triunfará en el próximo futuro. Las élites mundialistas que gobiernan Estados Unidos tienen un siniestro plan para la Humanidad a implementar en las próximas décadas. Los dirigentes de Europa occidental no pasan de ser enanos políticos cuyo horizonte nunca supera los cuatro años, es decir las próximas elecciones y su objetivo es simplemente su reelección.

En este complicado panorama, Rusia tiene un papel determinante y  vital. Europa occidental no tiene absolutamente ningún poder, y lo que es peor ninguna voluntad para actuar como un sujeto en este escenario mundial. Su triste destino es simplemente o seguir siendo una marioneta de los Estados Unidos o caer en pocos años en la esfera de control chino, algo que puede ser mucho más duro y nefasto de lo que las acomodadas mentalidades europeas puedan pensar.  Así hoy, la civilización europea, incluso nuestra concepción humanista del mundo, nuestros valores y nuestro sistema de vida tiene una única esperanza: que Rusia llegue a convertirse en potencia mundial de primer orden. Rusia sí tiene una clase dirigente capaz de pensar en términos de civilización, de poder y de futuro, así lo ha demostrado el presidente Vladimir Putin proponiendo  una integración euroasiática desde Lisboa a Vladivostok como alternativa geopolítica posible al poder de EEUU y de China.  Rusia no solo es Europa,  hoy es la gran esperanza de la civilización europea.

Este proyecto de Putin no será realizable en el corto ni siquiera posiblemente en el medio plazo, pero es el objetivo que todos los europeos de Lisboa hasta Vladivostok deberían asumir. Existen grandes retos a solventar para hacer posible el camino hacia este objetivo.

-La constante oposición de los Estados Unidos a cualquier aproximación euro-rusa.  Después de la SGM Europa occidental pasa a ser una colonia norteamericana. Con la caída del Comunismo, esta Europa occidental empieza a tener intereses antitéticos con los de Washington. La lógica europea sería el acercamiento a Rusia y la consolidación del famoso eje París- Berlín-Moscú. Algo que la administración americano no está dispuesto a permitir, de ahí su política de tutela absoluta sobre la UE y especialmente sobre su país más poderoso Alemania, un estado que políticamente ni siquiera tiene un Tratado de Paz y que nace después de la SGM bajo control americano.

-La absoluta incapacidad de la una UE catatónica. La UE es la suma de estados impotentes sin ningún peso, poder ni autonomía en política internacional, el resultado de esta unión de impotencias es el lógico: una gran impotencia paquidérmica, sumisa a EEUU, hasta el punto de adoptar medidas comerciales contra Rusia más estrictas de las que impone EEUU y enormemente perjudiciales para su propia economía.

Putin ha ido oscilando en su proyecto de unidad euroasiática. Si en un primer momento pensó en la UE como partner, ahora parece inclinarse por las negociaciones con sus estados por separado. La solución no parece mucho mejor –la incapacidad de esos estados por separado seguirá siendo manifiesta-,  pero ofrece algo más de margen.

-Rusia debe mejorar su propaganda. Si Rusia quiere convertirse en el líder continental y el catalizador del proyecto euro-asiático debe elaborar un discurso continental que sea movilizador y asumible por los países que forman lo que podemos denominar el espacio Visegrado-Intermarium, que va desde el Báltico al Mar Negro. Los países bálticos y Polonia son profundamente ruso-escépticos lo que les convierte en dóciles instrumentos de los EEUU y la OTAN en su hostigamiento a Rusia. Si eso es posible es porque las opiniones públicas de esos países siguen temiendo a Rusia, lo mismo puede decirse de Ucrania y la República Checa. Similar es el caso de Hungría, un país cada vez más lejos de Bruselas, enemigo de George Soros y acusado por Joe Biden de “dictadura” –lo mismo que Polonia- al que Rusia tendría que poder atraer hacia su órbita fácilmente. El Kremlin debería elaborar un discurso integrador por parte de Rusia impediría la situación actual en la que EEUU actúa en este espacio regional no solo para hostiga a Rusia sino para impedir cualquier acercamiento entre Europa occidental y Rusia, usando a estos países como cuña de sus intereses.

La Europa de Lisboa a Vladivostok es sin duda una proyecto tan ilusionante como complejo. Hoy dos mesianismos se disputan el control mundial uno es el capitalismo de estado chino, que abandonado el comunismo se basa en un neo-confucionismo combinado con una nacionalismo agresivo y un racismo que desprecia al resto de pueblos del planeta. El otro el delirio mundialista del que los EE.UU son su brazo ejecutor y  cuya pesadilla consiste en un mundo dirigido por “una tecnocracia mundial surgida de una fusión de los grandes gobiernos y las grandes empresas en las que la individualidad se sustituye por la singularidad transhumanista”. 

Solo hay una alternativa a estas dos pesadillas, el proyecto de la Europa de Lisboa a Vladivostok propuesto por Moscú. Su difícil posibilidad de triunfo pasa en primer lugar por el compromiso y la determinación de los elementos más concienciados de las “tres Europas”: la occidental, la central y Rusia. 

La Historia nos dará el veredicto.

 

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