La histeria.
Histeria
generalizada en los políticamente correcto, basta e infantil manipulación en
los medios de comunicación de todo el planeta, manifestaciones en las que se
mezclaban desde el lobby gay-transexual, marginales sociales, resentidos, multi-fracasados,
multi-culturales, trasnochados de una
izquierda mortecina, delincuentes mejicanos, bandas latinas, adornados por
lloriqueos infantiles de niñas de colegio, patéticamente débiles y sensiblonas.
Sólo por ese espectáculo impagable, sólo por eso la victoria de Donald Trump en
las elecciones presidenciales de EEUU ya ha valido la pena.
Lo
“políticamente correcto” ha demostrado que para ellos la democracia no es un
principio político, sino un mero instrumento para logar imponer su proyecto
mundialista, no creen en el llamado “poder del pueblo”, sino en el poder de sus
elites y de sus medios de comunicación para mantenerse en el poder.
Porque lo
más destacable de la victoria de Trump, es que supone la derrota de esa
imbecilidad colectiva, absurda y destructora que es el “pensamiento único” y con ello de sus medios de comunicación, de
sus apoyos financieros y de la súper-elite mundialista.
La prueba
está no sólo en la reacción de esos medios de comunicación, que "urbi et orbe" repiten el mismo discurso a modo de papagayos,http://fr.novopress.info/201697/trump-les-medias-se-trompent-et-vous-trompent/ sino en el constatar que las
“protestas” –ridículas en número y grotesca en la forma- contra la elección de
Trump, están financiadas por uno de los principales enemigos de Europa, de
Occidente y de la humanidad, el financiero judeo-americano Georges Soros.
El triunfo del interior “blanco”
Algún medio
de la acomplejada “nueva derecha francesa”, que acostumbra a ocultar sus miedos y complejos
con tediosos análisis, titulaba así uno de éstos: “no hay que racializar la
victoria de Donald Trump”, http://www.alaindebenoist.com/index.php/2016/11/15/evitons-de-racialiser-la-victoire-de-donald-trump/, el mismo comentario que ha hecho
Marine Le Pen, que parece querer aprovecharse de la victoria del Trump, pero
sin asumir los aspectos más duros de su campaña electoral. Posiblemente Marine
Le Pen vaya a quedar muy lejos del Elíseo en las presidenciales francesa,
precisamente por eso por jugar a la “aceptación”, cuando su Trump ha ganado ha
sido precisamente por la “diabolización”, Algo que ya ha señalado Jean-Marie Le
Pen, muy contrario a la política de "desdiablización" de Marine y su
equipo http://www.lefigaro.fr/politique/le-scan/citations/2016/11/09/25002-20161109ARTFIG00231-pour-l-extreme-droite-la-victoire-de-trump-invalide-la-strategie-de-dediabolisation-du-fn.php.
Si hay alguna
clave puede explicar la victoria de Trump es precisamente ésta: la racial. El 70% dela población blanca ha votado por él,
personas tan vinculadas a la defensa de los blancos en Estados Unidos como
David Duke han pedido el voto para él, el diario madrileño EL PAIS, publicada
en su portada de su edición digital del pasado 12 de noviembre publicaba la
siguiente información: “`Nuestra gente tuvo un papel enorme en la elección de
Trump´, escribió en twitter David Duke”.
Vista la distribución de votos por estados, es obivo que todo el gran
centro del país ha votado masivamente por Trump, mientras que sólo las
estrechas franjas costeras del Pacífico y del Atlántico ha ganado Hillary, un
problema de continuidad territorial para el establisment americano.
Otra
realidad que los medios de comunicación han escondido es que las principales
asociaciones de indios nativos americanos apoyaron a Donald Trump. Hay
estúpidos que llegaron a decir que con Trump podría seguir el exterminio de
indios, ése es su nivel de mentira y manipulación.
Las primeras
medidas en política interior de Donald Trump, señalan que todo la gente que ha
votado harta de la inmigración ilegal, no se ha equivocado, Trump sigue forme
con su idea de reforzar la frontera con Méjico y ha anunciado la –lógica-
expulsión del territorio de todos los ilegales y los delincuentes extranjeros,
entre ellos los componentes de las criminales bandas latinas… sí ésos a los que
el impresentable Joan Saura (ICV), propuso legalizar como “asociaciones
culturales”. Anunciando a su vez medidas proteccionista y de castigo fiscal a
las deslocalizaciones que tanto paro han provocado en los antiguos estados
industrializados de EE.UU.
Cambios en la geopolítica mundial: de
Europa a Oriente medio
El pensador
ruso, Alexandre Duguin, afirma que la victoria del Trump supone el fin del
mundo unipolar y de la expansión del globalismo, como bien señala el CFR y
todos los lobbies mundialista habían apostado claramente por Clinton y habían
criticado abiertamente a Trump.
Trump rompe
con el liberalismo como praxis económica mundial, uno de los pilares del
mundialismo, cae, y ello tendrá repercusiones económicas claras, como será el
encarecimiento del comercio internacional, por la subida de fletes, y por tanto
la reindustrialización de los países que apostaron equivocadamente por la
deslocalización. Esta postura de Trump
también tendrá consecuencias económicas inmediatas en China, a la que Trump
señala como gran “enemigo” económico de los EEUU., y para la que ya propone una
dura política arancelaria. De hecho el rotativo francés LE MONDE afirma que la
victoria de Trump es la derrota de Goldman Sach y de China http://www.lefigaro.fr/vox/monde/2016/11/11/31002-20161111ARTFIG00177-la-victoire-de-trump-c-est-la-defaite-de-goldman-sachs-et-de-la-chine.php.
Lo que
también parece claro es que es la victoria de la sociedad norteamericana frente
a la elite mundialista y transnacional instalada en los resortes del poder de
su nación.
Si con China
Trump anuncia un enfrentamiento comercial, con Rusia, el nuevo presidente
americano, defiende una buena relación política, además de la sintonía personal
existente entre él y Vladimir Putin, es decir absolutamente lo contrario de la
provocadora y belicista política de Hillary Clinton.
Trump y
Putin, están de acuerdo en la situación de Siria, y esto habrá que muy
probablemente la guerra allí termine muy pronto. Lo que demostrará que si esa guerra
seguía es por lo que muchos afirmábamos, el apoyo de la administración Obama a
los terroristas islamista y la legalidad del régimen de Al-Asad.
Siria
volverá a ser un lugar tranquilo y en poco tiempo próspero económicamente,
capaz de reabsorber a sus refugiados -al menos los reales-; por supuesto no a
todos esos que llegan en patera a Europa de los lugares más variados por cierto también financiados por el
judeo-norteamericano Georges Soros.
¿Y Europa?
Trump ha
enterrado el TIPP, es la lógica de sus principios proteccionista y
anti-liberales. Sólo por esa acción la política de Trump ha sido más favorable
a Europa que la de todos los presidentes anteriores. El TIPP era un atentado
contra nuestra economía y contra nuestra soberanía que pasada a estar
contralada directamente por los lobbies jurídico-financieros de Estados Unidos,
precisamente los enemigos de Trump. Hasta ahora sólo partidos como el FN, FPÖ.
AfD se habían opuesto a este Tratado que la burocracia de Bruselas estaba
dispuesta a firmar, ahora esta amenaza queda liquidada.
Pero que
nadie crea que Trump piensa en términos europeos, ni que va a solucionar
ninguno de los problemas de Europa, ni que su victoria puede tener efectos
directos sobre la política europea. Eso es infantilismo político. Europa debe
buscar vías de solución a sus propias contradicciones y la victoria de Trump
supondrá un nuevo escenario en el que Europa deberá actuar de forma clara, y
nunca de forma seguidista hacia los Estados unidos ni su nuevo presidente, y en
este sentido conviene leer los artículos de Gabriele Adinolfi en www.noreporter.org.
Por su
propia lógica geopolítica, Trump tenderá a desentenderse de Europa, lo que
sería positivo si nuestra clase política aprovechara esto para ir creando un
poder militar y política europeo autónomo de los EE.UU –cosa que dudamos- pero
también tenderá a potenciar su fragmentación (euroescepticismo) y jugar la baza
británica, lo que es negativo. Pero la reacción que pueda haber en Europa a la
administración Trump, no es cosa de Trump, sino de los europeos, y por lo tanto
de otro artículo.
Donald
Trump jurará el cargo de presidente
de Estados Unidos en enero de 2017, a
partir de entonces juzgaremos sus acciones, pero de momento nos quedamos con
las carcajadas y las alegrías que nos provocados las histéricas reacciones a su
victoria. Como dice el italiano, Adriano Scianca, eso ya no nos lo podrá quitar
nadie http://www.ilprimatonazionale.it/esteri/le-oligarchie-lo-normalizzeranno-presto-ma-per-ora-trump-ci-strappa-un-sorriso-52605/. Impagable
Enric Ravello Barber.
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