dilluns, 6 de juny del 2022

CHAMPIONS CAOS EN EL PARÍS ISLAMIZADO.

 



El 28 de mayo se jugó la final de la Champions en París. Para un simple observador deportivo no podría dejar de llamar la atención que el partido que daba el título de campeón de Europa -jugado por dos clubes europeos como el Liverpool y el Real Madrid- tuviese sobre el terreno de juego a 15 jugadores “de varios colores” por solo 7 blancos de los 22 totales. 

 

A los que tenemos ya cierta edad nos vino a la memoria aquella final de 1981 entre esos dos mismo clubes –en aquel caso con victoria inglesa-, entonces solo un jugador de color estaba en el terreno de juego, Laurie  Cunningham, el “ingles” del Real Madrid; la africanización del futbol europeo era incipiente y anecdótica, nadie podría esperar en lo que hoy se ha convertido el fútbol “europeo”. 

 


 

Por aquel entonces, los clubes eran representantes de sus ciudades y sus países y eso se traducía incluso en la forma de jugar:  los equipos italianos sabían defender como nadie, con su famoso “catenaccio”, esperaban lentamente marcar un gol y defendían magistralmente el resto del tiempo; los ingleses tenían un juego de ataque generoso, y generalmente basado en una misma jugada, extremos rápidos que centraban el balón a un delantero centro alto que remataba mucho mejor de cabeza que con los pies; los alemanes ponían las individualidades al servicio del conjunto y sus equipos funcionaban como un perfecto engranaje, “el fútbol es un juego de once contra once, en el que siempre ganan los alemanes”, se decía en aquellos tiempos; y los neerlandeses como reflejo de su sociedad igualitaria jugaban al “fútbol total,” es decir todos los jugadores eran a la vez defensas y delanteros .

 


En aquella final de 1981, la competición aún se llamaba Copa de Europa, ahora ha sido rebautizada como Champions. El nombre de Europa desaparece, nada es casual, menos aún lo simbólico.

 


 

Las hordas afro-musulmanas siembran el caos.

La final se celebró en el Stade de France, en el barrio de Saint Denis, en pleno París musulmán. Los incidentes previsibles empezaron desde horas antes del partido: bandas de afro-musulmanes atacaban a hinchas aislados e uno y otro equipo, atracaban y violentaban a mujeres en las proximidades del estadio, ni los periodistas escavan a su violencia. El partido tardó en empezar porque las localidades de los aficionados del Liverpool estaban ocupadas por afro-musulmanes que habían asaltado el estadio y pretendían ver la final sin pagar. La policía tardía en desalojarlos, hay vídeos donde se ven a esos afro-musulmanes ocupando la localidad que no es suya y lanzado un mensaje claro: “Aquí en París. Vengo sin entrada sin nada pero veré el partido. Otros han pagado 5.000 y 6.000 euros, pero para mí es gratis. Hoy damos por culo a Francia, ¡Viva Francia y Viva Marruecos”.  Decía un afro-musulmán afincando en Francia, vistiendo una camiseta del París Saint-Germain, el club exfrancés comprador por un jeque catarí, junto a él otro afro-musulmán hacía el gesto de disparar una metralleta: el vídeo se ha difundido ampliamente por las redes sociales.

La actitud de las autoridades francesas fue tan patética como patético se ha vuelto ese país en vías de desaparición. Fueron incapaces de prevenir los previsibles problemas, tuvieron miedo para desalojar a los ocupantes afro-musulmanes del Estado, hablando de la posibilidad de que llegara a haber muertos (1). Estas declaraciones de las autoridades francesas deberían hacer actuar al Comité Olímpico para impedir que París organice los Juegos Olímpicos de 2024, que se celebrarán en ese mismo estadio de Saint Denis. En eso se ha convertido la capital de la cultura europea del siglo XX, en una urbe africanizada incapaz de garantizar la seguridad de quien la visita.

Más patética aún fue la intención por parte de autoridades y medios de comunicación franceses de pretender echar la culpa del caos y la violencia a los hinchas del Liverpool, como si no estuviéremos en la era de la imagen y no se fueran a ver vídeos de lo ocurrido donde es fácil reconocer a las hordas afro-musulmanes. Hasta el Gran Hermano de Orwell intentaba ser algo más sutil.  El intento de falsificar la realidad ha sido tan burdo y tan ridículo que el propio alcalde de Liverpool ha tenido que hacer declaraciones oficiales en ese sentido.

 


Queremos recordar que esta final se iba a celebrar en San Petersburgo. El estallido del la guerra de Ucrania y las sanciones deportivas a Rusia, obligó a  cambiar la sede. Se eligió París, entre otros motivos, para demostrar al mundo la superioridad del modelo de sociedad de la Europa occidental: ha quedado todo muy claro.

 

¿Guetos o guerra étnica?

A un servidor que lleva décadas hablando de cuál es la situación real de Europa occidental, lo que más le ha sorprendido es la sorpresa de los medios de comunicación ante lo ocurrido. ¿Pero se creen que es broma o exageración cuando llevamos décadas hablando de invasión? ¿Piensan de verdad que lo de la sustitución demográfica es una alucinación que tenemos los malvados "nazi-racistas"? ¿Cuándo anunciamos que Europa va ineludiblemente al conflicto étnico, opinan que estamos versionando el Apocalipsis por diversión?

La oligarquía político-mediática ha estado décadas engañándonos con fábulas como la de la “integración”.  Y ahora nos sale con el nuevo cuento de que en Europa hay “guetos” de inmigrantes.  Todo es una mentira anestésica para evitar la reacción de las poblaciones europeas.

En Europa occidental no hay “guetos”, los guetos es donde se recluía a los colectivos excluidos de la vida social, para que apartados y alejados no interfirieran en la vida de la ciudad, estos guetos tenían una sentido “defensivo” de esa misma comunidad excluida. Lo que ahora hay en Europa son barrios ocupados por inmigrante, es decir territorio conquistado desde el que se expanden violentamente para conquistar y dominar el resto de la ciudad y del país. Es el proceso que estamos viviendo hace décadas. Es necesario ver la realidad en toda su crudeza.


 

 

Nosotros dijimos que la inmigración era una invasión (y así es), dijimos que Europa va al conflicto etno-religioso (y aquí lo tenemos) y decimos que la única forma de salvar a Europa será ganar este conflicto que ya ha empezado, para ellos nos preparamos.

París –y Europa- bien vale una reconquista.

 

(1) https://www.elmundo.es/deportes/2022/05/30/6294b6d621efa0bd058b4588.html