dimecres, 19 de gener del 2022

EL DRAMA DE KOSOVO: LA CUNA DE SERBIA CONVERTIDA EN ENCLAVE ISLÁMICO.


Erdogan ha comenzado su actividad diplomática de 2022, con una visita a Albania. El Primer Ministro turco trata de afianzar la influencia en el país balcánico musulmán, ante los tímidos intentos de Italia de recuperar su antigua y tradicional presencia en la zona, interrumpida durante el comunismo y durante el régimen pro-chino de Enver Hoxha.

El creciente poder de Albania en la zona no escapa a las potencias circundantes. Kosovo, cuna y tierra sagrada serbia, se convirtió en un territorio de mayoría albano-musulmana. consecuencias de la substitución demográfica. La lógica hará que se cree una Gran Albania, a la que pronto se unirá la zona de mayoría albanesa de Macedonia del Norte, que se convierte en una cuña musulmana, vinculada a Washington y Ankara en el frágil escenario balcánico.

 

Kosovo, una turbulenta historia.

En Kosovo se encuentran restos culturales datados de época neolítica que dan a entender una importante población y un importante grado de civilización en la región desde fechas muy tempranas.

Pueblos indoeuropeos de la rama ilirio-tracia llegaron al territorio entre los siglos IV-III a.C. y sobre esa población se impuso el mundo romano, que ejerció una importante aculturización de la zona. Caído el Imperio romano de Occidente, el actual Kosovo quedó como parte del Imperio romano de Oriente, mal llamado por los historiadores Imperio bizantino.

Kosovo, en la frontera con Albania y Macedonia, fue uno de los primeros lugares de asentamiento de los serbios en los Balcanes durante los siglos V y VI. Los serbios eran una de las tribus eslavas que poblaron en esas fechas a la región balcánica, convirtiéndose en el elemento étnico mayoritario, aunque entrando en simbiosis con el sustrato ilirio-latino.

Sometidos al llamado Imperio bizantino (en realidad Imperio romano de Oriente), los serbios se convirtieron al cristianismo ortodoxo. En el 850 se sometieron al primer Imperio búlgaro, los búlgaros fueron un pueblo de las estepas emparentados con los húngaros que conquistaron en el siglo IX parte de la zona balcánica, dejaron pocas huellas, sólo el nombre y el gentilicio de la actual Bulgaria, cuyos habitantes no descienden mayoritariamente de esos búlgaros, sino que son eslavos de etnia, de idioma y de religión ortodoxa, por lo tanto muy emparentados con serbios y rusos.  Tras la caída del efímero Impero búlgaro, la zona fue reconquistada por Constantinopla (la capital del Imperio bizantino) pero los diversos reinos serbios comenzaron a luchar por su independencia, haciendo de Kosovo la zona más fuerte de resistencia serbia al domino imperial.

Serbia tuvo su apogeo bajo los Nemanidas y el impero de su zar, Douchan, a finales del siglo XIV, convirtiéndose entonces en el estado más importante de los Balcanes. Kosovo, el corazón de ese reino serbio, conoció la proliferaron de monasterios, tesoros de la arquitectura, declarados patrimonio artístico mundial, entre los que podemos destacar el de Pec, que simboliza la autoridad suprema de la iglesia ortodoxa serbia. En esa época los serbios eran mayoría en la región, aunque había pequeñas comunidades de griegos, búlgaros y sajones-alemanes.

La invasión turca, ocurrió tras la caída de Constantinopla (hoy Estambul), éstos llegaron a Kosovo a finales del siglo XIV.  Para frenar el avance del Turco, se creó un coalición cristiana encabezada por Lázaro Hrbeljanovic, que incluía a serbios, valacos, albaneses (Albania aún no era musulmana) húngaros y serbios. Los turcos avanzaron rápidamente por el territorio balcánico y la confrontación bélica tuvo lugar en el llamado Campo de Kosovo. En la misma murieron los jefes de ambos ejércitos, el príncipe serbio Lázaro Hrebeljanovic y el sultán turco, Moura, pero las tropas turcas lograron dispersar a unas huestes cristinas extenuadas. 

Según la tradición serbia, el príncipe Lázaro, y la nobleza serbia, que habían caído prisioneros, eligieron morir antes de convertirse a la fe musulmana, prefiriendo la muerte en libertad, a la sumisión y la servidumbre.

Esta derrota está todavía presente en el corazón de cada serbio, y transforma para ellos a Kosovo en un lugar místico, fuera del tiempo, presente en la memoria de cada uno de ellos. Kosovo es la tierra santa donde, después de haber conocido el poder y la gloria, los serbios cayeron en la esclavitud.

Para los serbios Kosovo no es solamente un espacio geográfico, es un territorio metafísico al cual los serbios se sienten ligados, después de más de seiscientos años, por un juramento que proclama el culto a los héroes y encarna el misterio de la muerte y resurrección de la nación serbia.

Sustitución étnica: la albanización de Kosovo.

Durante la sumisión al Imperio otomano, Kosovo se incluyó en la llamada Rumelia, que abarcaba la parte de Europa sometida al Sultán.  Lógicamente durante estos años empezó la islamización del territorio, y es ahora cuando los albaneses y los bosnios –ambos pueblos europeos– empiezan a abrazar el Corán. 

En el siglo XVII empezaron los conflictos bélicos entre el Turco y el Sacro Imperio Romano-Germánico, empeñado en devolver esas tierras a la civilización europea. Las continuas contraofensivas turco-musulmanas iban acompañadas de terribles saqueos, violaciones e incendios. La represión turca se cebó principalmente con los serbios, 30.000 de ellos, encabezados por el patriarca ortodoxo, Arsenije III, se vieron obligados a refugiarse en Austria, en lo que los serbios aún conocen como la Gran Migración. Fue entonces cuando, bajo la protección de los turcos, empezaron a llegar masivamente albaneses que alteraron la composición étnica de Kosovo.

En el siglo XIX hubo un cierto ambiente nacionalista albano-kosovar en la zona.  Es en 1912, después de la Primera Guerra Balcánica, cuando Kosovo es reconocido internacionalmente una provincia más en la Serbia recién liberada, el porcentaje de serbios en la región supera el 50%. Durante la SGM la región pasa a soberanía albanesa, pero al finalizar el conflicto regresa a Serbia, que es una de las repúblicas federadas en Yugoslavia; pero ya entonces el porcentaje de serbios ha bajado al 25%.

Contrariamente a lo que se piensa el “golpe de gracia” contra los serbios, lo dio el régimen del mariscal Tito, que prohibió el regreso a la zona de los refugiados serbios en un momento en el que buscaba el acercamiento a una Albania gobernada por el maoísta, Enver Hoxha. Tito, animó la natalidad de los albano-kosovares, convirtiéndose en el padrino de todo el ¡séptimo hijo! que naciera de una familia albano-kosovar. El resultado de esta política de inversión demográfica fue que en la década de los 90 el porcentaje de serbios en la región baja al 10%, en la década de los 2000, las acciones terroristas del UCK rebajaron esta cifra hasta el 8%.

UCK la narcoguerrilla albano-kosovar.

En 1998 comenzó su actividad armada de la guerrilla del UCK (Ejército de Liberación de Kosovo por sus siglas en albanés) cuyas acciones se centraron principalmente en el asesinato de civiles serbios. Esta organización terrorista, de métodos mafiosos, no ha distinguido claramente entre su actividad armada y la delincuencia común. Se dice que la UCK es uno de los eslabones más importantes en la ruta de la droga que va desde Afganistán a Europa occidental pasando por Turquía y los Balcanes, es conocida la relación de la UCK con el tráfico ilegal de coches y sobre todo con el repugnante tráfico de órganos humanos.

En 2008 el fiscal serbio para crímenes de guerra investigó las docenas de informes sobre prisioneros serbios capturados por los jefes terrorista del UCK, que luego formaron parte del gobierno kosovar, acusados de este tráfico de órganos.  La Oficina Serbia del Fiscal, recibió informaciones del Tribunal de La Haya que narraban como docenas de serbios encarcelados por los albaneses en Kosovo fueron llevados a Albania en 1999 y asesinados, siendo extirpados sus órganos y vendidos a traficantes internacionales. La que fuera Jefa de la Fiscalía del Tribunal de La Haya, Carla Ponte publicó un libro sobre este tema titulado La Caza, en el que señala que las víctimas serbias eran capturadas preferentemente después de los bombardeos “liberadores” de La OTAN en la zona. Una Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa acusó a Hashim Thaci, líder de la UCK de haber sido jefe de esta red criminal. Tachi, fue elegido dos veces presidente del Kosovo independiente.

 

Kosovo epicentro de las mafias en Europa.

En su libro El G9 las mafias del mundo, Jean François Gayraud, experto criminólogo, alerta del peligro de la llegada al poder de grupos narco-terroristas como la guerrilla albanesa del UCK, un factor que pone en riesgo la paz y la estabilidad mundial. Su diagnóstico no puede admitir duda ni matices: “La mayor simbiosis entre Estado y mafia se produce en un país que todavía no existe: Kosovo, hemos permitido que en el corazón de Europa surja una pequeña Colombia”.

Kosovo se ha convertido en el principal foco de Europa de tráfico de personas, trata de blancas, contrabando de tabaco, coches robados y narcotráfico.

Varios representantes de sus autoridades han sido detenidas por asuntos criminales, como lo fue su ex primer ministro, Agim Ceku, que fue detenido en la frontera entre Macedona y Bulgaria, cuando las autoridades colombianas lo expulsaron de su país donde fue expulsado por la seguridad local a petición del gobierno de Belgrado que quiere llevarle a los tribunales internacionales.

 

EE.UU detrás de la inestabilidad en los Balcanes.

El siglo XX demostró una constante conflictividad geopolítica: la inestabilidad en los Balcanes, provoca inestabilidad y conflicto en toda Europa.

La caída del Muro provocó un nuevo escenario internacional, el “peligro comunista” había desaparecido, el paraguas norteamericano se hacía innecesario y era factible una aproximación entre Europa occidental y Europa oriental; el equilibrio se rompía, y la hegemonía militar norteamericana podría entrar en cuestión.

Con la vieja e infalible táctica del “divide y vencerás”, los estrategas del Pentágono no fueron ajenos al estallido de los conflictos en la zona más sensible de nuestro continente por donde pasan las zonas de influencia de las potencias europeas: Eslovenia-Croacia (influencia alemana); Serbia-Bulgaria-Macedonia (influencia rusa), amén de la tradicional amistad franco-serbia. Lo que podría ser un punto de unión entre los países europeos, se convirtió en un punto de confrontación bélica.

Washington introdujo un elemento que desestabilizaría por completo la región: el islamismo político, si bien el islam existía en la zona como religión, fue el apoyo de EE.UU. lo que lo convirtió en un elemento político-ideológico. Estados Unidos usó el islamismo de la misma forma que lo hacía en Chechenia contra Rusia y a través de Marruecos contra España. Esta acción del Pentágono se tradujo en el apoyo a la creación del primer Estado musulmán de inspiración islamista en Europa: Bosnia-Herzegovina; y posteriormente en el claro apoyo a la separación de Kosovo de Serbia, y su inclusión en la Gran Albania, como el segundo estado musulmán en suelo europeo (la Albania comunista era de mayoría islámica, pero difícilmente se podía hablar de un estado musulmán). La creación de esta “dorsal verde” –Albania-Bosnia– con alianzas tácticas e ideológicas con Turquía, en aquellas fechas fiel a la política de Washington, rompía el equilibrio balcánico y creaban permanentemente una zona de inestabilidad convirtiéndolo en un avispero.

 

 


 

Rusia y los identitartios europeos del lado de Serbia.

Serbia, es junto a Bulgaria el gran y permanente aliado de Rusia, estamos hablando de tres países eslavos de religión ortodoxa y con fuertes vínculos culturales. En las recientes crisis balcánicas, Serbia también ha contado con el apoyo incondicional de países como Rumanía (latinos y ortodoxos) y de Grecia (helenos y ortodoxos). Pero sin duda el apoyo más poderoso es el que viene desde Moscú.

Rusia apoyó diplomáticamente a Serbia, incluso se valoró una posible respuesta bélica por parta de Moscú-Belgrado a la proclamación unilateral de independencia de Kosovo. Sin embargo, el Kremlin no quiso dar ese paso que le hubiera enfrentado abiertamente a los Estados Unidos. La no intervención rusa en Kosovo tuvo su contrapartida geopolítica, en Georgia, donde en el verano de 2008 Moscú paró de forma militar y contundente el ataque de Georgia contra Osetia del sur, reconoció la independencia de este nuevo estado, que es el paso previo a su reunificación con Osetia del Norte, como una región más de Rusia.

 


 

Esta irrupción con fuerza militar de Rusia en el gran tablero, marcó una nueva relación de poder. Desde entonces Rusia, ha apoyado aún más abiertamente la posición de los serbios en Kosovo, como ayuda diplomática, y logística. En las actuales circunstancias todo apunta a que Moscú se implicaría de una forma más contundente en un posible nuevo enfrentamiento entre albaneses y serbios por el dominio de Kosovo.

En Europa occidental, hay que resaltar el apoyo que todos los partidos identitarios han dado a Serbia y a la población serbo-cristiana de la zona. Durante los momentos más duros de la crisis kosovar las declaraciones de dirigentes de estas formaciones, especialmente del FPÖ austriaco y el FN francés fueron claras. Sumar acciones y respuestas concretas, como es la iniciativa francesa Solidarité Kosovo encargada de llevar alimentos, asistencia médica y juguetes a los niños serbios; desde 2011, con ramas en diversos países europeos.

Para los que creemos en la emancipación europea, la cuestión de Kosovo, sigue siendo de vigente actualidad.